Buenas noticias: el investigador no abandonará España, Pilar Varela asume la FP y baterías depende del asturiano Blanco.

Sí, aunque parezca mentira, también hay buenas noticias. Impregnado posiblemente por ese espíritu exhibido esta semana por los alcaldes en el brindis navideño celebrado en el Ayuntamiento de Avilés, pretende esta página dominical cerrar el año con un cierto optimismo, olvidando esa pugna y desbarre político que lo acapara todo. «Hay más dignidad en el palo de una fregona -ya saben: «antes voy a fregar escaleras»- que en algunas listas electorales», ha escrito un colega en ‘El País’. Sí, en algunas listas, en algunos políticos y en algún personaje que atropella con tal de salvar una gestión cuestionable.

Hay buenas noticias. Carlos López-Otín, nuestro admirable y querido vecino de Salinas, no se va a ir fuera de España para seguir trabajando e investigando. Se queda aquí, pese a lo que se ha dicho en algún foro sin contraste, y todos nos seguiremos beneficiando de la labor extraordinaria de uno de los científicos más prestigiosos del mundo. Su jubilación como catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, al cumplir 65 años, supone ya una extraordinaria pérdida para Asturias, que hubiese podido mantenerle como profesor emérito al menos otros cinco-siete años más. Sabemos lo que ha pasado y no merece la pena repetirlo. Cada cual sabe qué papel ha jugado en esta triste historia. Pero al menos podremos seguir contando con su labor investigadora en nuestro país más allá de sus estancias en el extranjero, como las que ha tenido últimamente en París.

Desvelo este detalle de un intercambio epistolar personal porque me parece relevante el saber que Carlos López-Otín va a seguir entre nosotros. Espero que me perdone esta indiscreción. La semana pasada le envié el artículo que publiqué en las páginas de AsturiasInnova+ de este periódico sobre la inteligencia artificial, su extraordinario desarrollo, sus enormes posibilidades en campos como el de la medicina, y el mensaje final de que no debemos dejarnos arrastrar por el fatalismo tecnológico, pensando que es el que va a determinar nuestro futuro de forma inexorable.

López-Otín me responde con un regalo: el manuscrito del artículo que escribió para celebrar el centenario de la Revista de Occidente, la publicación cultural y científica fundada por José Ortega y Gasset. Bajo el título «La cultura de la vida y la salud del futuro», Otín ofrece una pieza científica, asequible en este caso para los que nos situamos fuera del ámbito médico y científico, pero a la vez nos ofrece una pieza literaria maravillosa, en línea con el estilo exhibido en los tres libros que ha publicado desde 2019, año en el que salió su best seller ‘La vida en cuatro letras’.

Al hilo de la inteligencia artificial, dice Otín en su artículo: «Con la reciente llegada del dataísmo al ámbito de la salud, esta nueva religión agnóstica en la que las respuestas preceden a las preguntas ha comenzado a explorar la enorme cantidad de información clínica, biológica y ambiental generada por las tecnologías ‘ómicas’. Todo apunta a que, en los próximos años, los algoritmos de inteligencia artificial van a estar muy ocupados analizando esta incesante marea creciente de datos y megadatos sobre la salud y sus alrededores. Con optimismo, quiero creer que los creadores de estos algoritmos artificiales seguirán pidiendo consejo a esa inteligencia natural que se acomoda en la mente humana, para avanzar en el objetivo de integrar, entender y utilizar dichos parámetros en la búsqueda de la salud y en la defensa contra la enfermedad. Los flagrantes errores clínicos cometidos por algunas versiones preliminares de estos algoritmos representan una lección de humildad y una llamada al respeto hacia la atenta mirada humana todavía imprescindible en la relación médico-paciente y de cuya adecuada interpretación depende nuestra salud y hasta nuestra vida».

La semana nos deparó otras buenas noticias. El nombramiento de Pilar Varela, la primera mujer que llegó a la alcaldía de Avilés, como nueva directora general de Planificación, Innovación y Gestión de la Formación Profesional, Ministerio de Educación. Un aspecto esencial para el futuro económico de este país, del Principado y sobre todo de Avilés, una de las ciudades más industriales de la UE, que necesita con urgencia atender las demandas de empleo que están reclamando las empresas. No está mal orientado este asunto, gracias al empuje de personas como el concejal Juan Carlos Guerrero, pero la presencia de Pilar Varela en el centro de decisión de la FP solo puede generar beneficios para esta ciudad y su comarca. Me queda una duda: cómo queda el Gobierno regional, que la cesó al frente del Servicio Público de Empleo de Asturias (SEPEPA) -en donde trabajaba ya en asuntos relacionados con la FP- y resulta que ahora es llamada por el Ministerio de Educación para el desarrollo de esa materia.

El mismo Consejo de Ministros nombró al asturiano Francisco Blanco como nuevo presidente de SEPIDES, la sociedad participada por la Sociedad Industrial de Participaciones Industriales (SEPI). Blanco sabe bien por su experiencia que el primer compromiso de la SEPI en Asturias lo tiene con Avilés, con el desarrollo y comercialización del polígono surgido tras la demolición de las baterías de cok de la antigua Ensidesa y con la Isla de la Innovación. Lo demás son mochilas añadidas pidiendo socorro. Seguro que no lo olvida.

La mejor noticia del año en el ámbito económico la protagoniza Windar Renovables, que duplicará en empleo el que se perdió con el cierre de Alcoa.

Y para no perder el espíritu navideño habrá que dejar para otra ocasión el esperpento de la Cámara de Comercio de Avilés y las ferias, con una perdida y otra en el aire -una a Gijón y otra a Oviedo-, y una reacción oficial ‘sorprendente’.

Feliz año, salud y suerte para todos.

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 31 de diciembre de 2023

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Otín se queda

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31.12.2023

Buenas noticias: el investigador no abandonará España, Pilar Varela asume la FP y baterías depende del asturiano Blanco.

Sí, aunque parezca mentira, también hay buenas noticias. Impregnado posiblemente por ese espíritu exhibido esta semana por los alcaldes en el brindis navideño celebrado en el Ayuntamiento de Avilés, pretende esta página dominical cerrar el año con un cierto optimismo, olvidando esa pugna y desbarre político que lo acapara todo. «Hay más dignidad en el palo de una fregona -ya saben: «antes voy a fregar escaleras»- que en algunas listas electorales», ha escrito un colega en ‘El País’. Sí, en algunas listas, en algunos políticos y en algún personaje que atropella con tal de salvar una gestión cuestionable.

Hay buenas noticias. Carlos López-Otín, nuestro admirable y querido vecino de Salinas, no se va a ir fuera de España para seguir trabajando e investigando. Se queda aquí, pese a lo que se ha dicho en algún foro sin contraste, y todos nos seguiremos beneficiando de la labor extraordinaria de uno de los científicos más prestigiosos del mundo. Su jubilación como catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, al cumplir 65 años, supone ya una extraordinaria pérdida para Asturias, que hubiese podido mantenerle como profesor emérito al menos otros cinco-siete años más. Sabemos lo que ha pasado y no merece la pena repetirlo. Cada cual sabe qué papel ha jugado en esta triste historia. Pero al menos podremos seguir contando con su........

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