Realmente es un escándalo lo que está sucediendo con la suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides, acusada de presuntos delitos de corrupción y de ser la cabeza de una organización criminal. Solamente nos faltaba esto para decir que se puso la cereza que faltaba en el pastel de la corrupción. Porque justamente la fiscalía es el órgano jurisdiccional que debe defender a la sociedad contra la delincuencia.

Pero también es asombroso que un importante grupo de congresistas quiera defenestrar a los miembros de la Junta Nacional de Justicia solo por el hecho de haber solicitado la separación temporal de Benavides mientras dura la investigación, algo razonable no solo desde el punto de vista jurídico, sino moral.

Al respecto, vale la pena citar las palabras de Francesco Carrara que aparecen en la reciente obra “Tres años de España. Crónicas de tiempos destemplados”, del jurista y catedrático español Javier Junceda: “Cuando la política entra en el templo de la justicia, esta sale por la ventana”, y en el Perú hace rato que la política –vale decir, el poder en sí– se metió en la justicia. Esto preocupa y mucho. Sin embargo, pese a todo, para la mayoría de los peruanos el primer problema es la inseguridad y un 56% cree que la delincuencia crecerá el próximo año. Todo ello a pesar de algunas capturas importantes como, por ejemplo, aquella de los terroristas en el Vraem y otros casos que sería largo resaltar –fuentes del Gobierno afirman que son 900 las bandas capturadas este año, por ejemplo–. No obstante, el problema persiste y la ciudadanía teme que se acentúe.

Al respecto, el general (r) de la PNP Alberto Jordán, en una entrevista otorgada al periodista de Canal N Francisco de Piérola, sostuvo que este problema de la inseguridad ocurre por la falta de una decisión adecuada en la selección de personal y propuso restablecer una organización policial como la del recordado GEIN, que capturó a Abimael Guzmán, el cabecilla de uno de los grupos terroristas más sanguinarios en el mundo. El general Jordán, en otra intervención, llama la atención sobre el hecho de que no se haya aplicado el plan estratégico Mariano Santos, que establece una serie de medidas para contrarrestar la delincuencia.

En segundo lugar, a la gran mayoría de peruanos le preocupa la situación económica. Sin duda no hay crecimiento a partir de la pandemia y ha aumentado, en consecuencia, la pobreza entendida en un sentido amplio y no solo como pobreza monetaria. Un 42% cree que la situación económica empeorará. Quizás el salvataje estaría casi como siempre en la minería, pero tampoco se puede dejar de lado la agricultura y la pesca, sectores necesarios para la alimentación y la lucha contra la hambruna, sobre todo en los grupos más necesitados.

El tercer lugar, sin duda, se lo lleva la política. El Gobierno tiene un 9% de aprobación y el Congreso un 7%. Una caída tan rápida y estrepitosa nunca se había visto antes; esto explica por qué el 79% cree que deben adelantarse las elecciones. Estas cifras implican una deslegitimidad política, aunque este gobierno se instaló en el marco de la Constitución, luego del intento golpista de Pedro Castillo. A pesar de todo, como si fuera un arte de birlibirloque, la democracia resiste una gran desconfianza ciudadana. Sobre esta situación, los politólogos Alberto Vergara y Rodrigo Barrenechea ensayan una interesante explicación. Vergara, en reciente entrevista a “El País” de España, dice que se ha producido un “vaciamiento democrático”, una democracia que, en contra de la patología usual, muere por disolución del poder y no por concentración. Los politólogos peruanos sostienen, en un artículo académico al respecto que, valga la redundancia, el vaciamiento democrático sigue siendo democrático. Es decir, a la democracia le quedan signos vitales, pero las convicciones que la hacen vital no existen más.

Y aunque esto parezca paradójico, solo saldremos de la crisis con más democracia. Ya no puede haber cuerda separada entre la economía, la institucionalidad y práctica democrática.

QOSHE - Tres grandes problemas del año - Francisco Miró Quesada Rada
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Tres grandes problemas del año

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26.12.2023

Realmente es un escándalo lo que está sucediendo con la suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides, acusada de presuntos delitos de corrupción y de ser la cabeza de una organización criminal. Solamente nos faltaba esto para decir que se puso la cereza que faltaba en el pastel de la corrupción. Porque justamente la fiscalía es el órgano jurisdiccional que debe defender a la sociedad contra la delincuencia.

Pero también es asombroso que un importante grupo de congresistas quiera defenestrar a los miembros de la Junta Nacional de Justicia solo por el hecho de haber solicitado la separación temporal de Benavides mientras dura la investigación, algo razonable no solo desde el punto de vista jurídico, sino moral.

Al respecto, vale la pena citar las palabras de Francesco Carrara que aparecen en la reciente obra “Tres años de España. Crónicas de tiempos destemplados”, del jurista y catedrático español Javier Junceda: “Cuando la política entra en el templo de la........

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