La memoria pasajera
Aunque no ha pasado mucho tiempo, a lo mejor ya nadie recuerda que en algunos territorios y ámbitos de esta sociedad, se infligió dolor “a destajo” por parte de quienes, frente al marco legal establecido, intentaban romperlo imponiendo su voluntad mediante el empleo de la violencia.
Al principio, aquel dolor infligido era sinónimo de silencio y quienes lo sufrían eran sometidos al ostracismo de ser relegados con su padecimiento, a un único plano subjetivo. Esa era toda la trascendencia que se le daba a determinados crímenes de trasfondo político. Sin embargo, un buen día –probablemente olvidado- el pueblo, harto de tanta tropelía, pegó un giro radical a todo eso y salió a la calle en bloque para posicionarse del lado de las víctimas. Con aquello, la sociedad perdió el miedo y de paso recuperó la dignidad y la autoestima mientras una parte de la clase política recobraba la credibilidad perdida.
Hoy, con tanta distorsión informativa y con ese carácter olvidadizo que nos caracteriza, cualquiera........
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