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Alberto G. Ibáñez: “El separatismo español bebe de las fuentes de la leyenda negra”

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28.01.2024

Su trayectoria en el estudio del derecho y de las religiones y su estudio de la historia le han llevado a publicar interesantes obras. La última es el Sacro Imperio Romano Hispánico, pero antes estuvieron La conjura silenciada contra España, La Leyenda Negra: Historia del odio a España y La Guerra Cultural: los enemigos internos de España y Occidente.

— ¿Qué quiere reflejar con el nuevo y sugerente título que alude al Sacro Imperio Romano Hispánico?
— Que el verdadero sucesor del Imperio romano fue el Hispánico y no tanto el Germánico. No sólo su sucesor sino el que llevó la obra civilizatoria romana “plus ultra”, no sólo en sentido geográfico, del Mediterráneo al Atlántico y luego al Pacífico, sino también en sentido cualitativo: en la legislación, los modos de gobernar, la filosofía, la religión, las infraestructuras, la economía…
— ¿Qué paralelismos y diferencias existen entre uno y otro imperio: el germánico y el hispánico?
—El Germánico presume de lo que no fue. No fue realmente un Imperio, el Emperador no tenía gran poder, con algunas excepciones como Carlos V, sino que mandaban los príncipes y regentes de casi cien unidades soberanas. No fue Sacro pues eran mayormente protestantes y combatientes de la Iglesia. No era Romano pues no hablaban latín. Y era escasamente germánico pues, por de pronto, lo funda un franco: Carlomagno, había distintas lenguas germánicas, pero Alemania no existía y Prusia no formó parte del Imperio. Más que heredar lo romano lo que representaba es a los bárbaros que acabaron con él.
El Hispánico oculta lo que en realidad fue. Se le suele denominar Monarquía Hispana o Católica, pero esa denominación se confunde con Francia y no representa todo su significado histórico: fue un Imperio de carácter hispánico con aspiraciones globales (el lema de Felipe II era “non sufficit orbis”) que cambió el mundo y que defendió a la Iglesia de Roma a menudo por encima de sus propios interese. Y difundió lo latino y el latín, en su versión moderna del español, más que ningún otro imperio.
— ¿Cómo fue la relación de ambos con el Papado?
—El Germánico se atribuyó el calificativo de “Sacro” porque el Papa solía coronar a los emperadores, hasta que Napoleón se auto-corona a sí mismo, pero la relación nunca fue pacífica sino más bien de intereses y permanente chantaje. León III accedió a coronar a Carlomagno a cambio de que éste le repusiera en su puesto papal, del que había sido depuesto por la aristocracia romana al ser acusado de adulterio y perjurio. Otón I depone al papa Juan XII para nombrar a otros más dócil (León VIII), Enrique IV toma Roma lo que lleva a Gregorio VII al exilio…
El Hispánico dio su sangre por defender a Roma y a la cruz y a cambio…recibió mayormente problemas y su incomprensión. Alfonso X no llegó a ser Emperador del Sacro Imperio porque se opuso el Papa y a Carlos V le costó bastante esfuerzo. Un dato: de los 264 papas que ha tenido la Iglesia solo tres fueron españoles, el último Alejandro VI (1492-1503), y ello a pesar de que sin la aportación del Imperio Hispánico la religión católica no tendría la relevancia que todavía mantiene.
— ¿Cómo empezó a interesarse por estos temas que tienen que ver con la deformación de la historia........

© El Adelantado


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