“La población novohispana respondió a la expulsión de los Jesuitas de 1767 con una rebelión popular”
— Vd. fue pionera en una reflexión sobre el pasado hispano en un libro coral dirigido por Lamo de Espinosa La disputa del pasado: España, México y la leyenda negra ¿Qué opina del crecimiento del movimiento hispanista en los últimos años?
—Como historiadora mexicana, con 50 años de investigaciones en multitud de archivos en varios países, he constatado que mucho de lo que nos define como hispanoamericanos ha sido distorsionado. Para una nueva “leyenda negra“, particularmente en los Estados Unidos, nuestros pueblos son violentos, caóticos, pobres y marginados del progreso. Nuestros migrantes, nuestros hermanos de origen hispánico en Estados Unidos, unos 48 millones de personas, no enriquecen a la Unión Americana, sino que son un problema y, en palabras de Donald Trump, “envenenan la sangre de los estadounidenses”. Acusado de “criminal ecológico”, de “genocida”, el navegante Cristóbal Colón, hombre del siglo XV, ha sido infamado, sus estatuas han sido degolladas y destruidas por furiosos manifestantes. En un estado sureño la cabeza de una estatua de Miguel de Cervantes fue degollada ante el odio al idioma español que cada vez se escucha más en los Estados Unidos.
En palabras, escritas y quizá no bien citadas por mí, Octavio Paz, Premio Nobel mexicano decía: “en los Estados Unidos dos hermanas gemelas recorren todo el país: la ignorancia y la soberbia”
Ante esta realidad muchos historiadores y académicos, escritores e intelectuales de Iberoamérica hemos reaccionado. No intentamos negar los errores y abusos que algunos procesos históricos han lastimados a nuestros países, pero tampoco se puede borrar los logros, las aportaciones de todo tipo que España y sus antiguos territorios americanos y asiáticos han dado a la humanidad.
— Lo que sucede en España en este ámbito ¿sucede también en México?
—En España como en México y otros países hermanos, por mucho tiempo hemos adoptados definiciones que otros, sobre todo del mundo anglosajón y europeo, nos han recetado: Los ingleses del s. XVII nos llamaron “Spanish colonies”, una y otra vez. Los dominios españoles en América y Asia no fueron colonias, ya que la monarquía hispánica estaba conformada de Reinos. Virreinatos, Capitanías generales, Provincias.
Recordemos a los llamados reinos, de Nueva Galicia o Nueva Vizcaya en Nueva España o el Reino de Nuevo Flandes, es decir Chile.
En España se han cerrado cátedras de Historia de América y en México, cursos de Historia de España. Sin el conocimiento de la unidad de 300 años que fuimos, no conoceremos nunca quienes somos, nuestra identidad, nuestra compleja esencia de países de gran mestizaje, lo que nos une y los que nos hace diferentes.
—¿Cuáles han sido sus principales temas de investigación a lo largo de su carrera?
—Como historiadora me he dedicado a la Historia de México, particularmente al periodo 1750-1824. Años del postrero Virreinato de la Nueva España, sus grandes avances culturales, económicos, sociales, así como sus crecientes problemas y enfrentamientos ante las medidas de control de una monarquía centralista como era la de los Borbones de origen francés, en una población de 6 millones de habitantes que recordaban a los Habsburgo como reyes más cercanos a sus súbditos americanos.
Gran parte de mis investigaciones se han centrado en la Guerra de Independencia de España, sus causas, la influencia de la invasión francesa en 1808, su complejo proceso que la convirtió........
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