Una buena educación
Decía Platón que el objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano. Además, es evidente que una buena educación no solo permite la igualdad de oportunidades y aumenta las opciones laborales, sino que también potencia la equidad y la igualdad social.
En la escuela y en los institutos debemos transmitir conocimientos, pero además deberíamos ayudar a desarrollar la personalidad del individuo consolidando y apuntalando su inteligencia y su comportamiento. Cuando terminé la carrera, mi primer trabajo fue profesor auxiliar de lengua española en el Lycée Carnot de Dijon, uno de los institutos más grandes de Francia, y allí pude comprobar cómo el catedrático del que yo dependía incitaba a los alumnos a dar sus opiniones, y también a participar activamente en las clases; me sorprendió y me agradó que los alumnos no tuvieran ningún miedo a expresarlas y defenderlas. No en balde habrían leído a La Bruyère que nos animaba a que “leamos y opinemos sin complejos”.
Fue muy gratificante comprobar que el instituto, así como la sociedad y los propios responsables políticos, defendían las humanidades y entendían que eran fundamentales también para una buena formación científica. Sin embargo aquí, algunos que se autoproclaman........
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