Andrés Hernando y Ortega Cano, un homenaje a la tauromaquia clásica y añeja
El empaque, la clase, el temple y la torería son cualidades que no se compran. Atributos clásicos de una tauromaquia clásica y añeja, que solo los años de experiencia son capaces de destilar. Como todo lo que no se puede mercadear, llegar a ser capaz de ofrecer un concepto natural que quede grabado en el disco duro del toreo resulta inmaterialmente caro. Y cada vez más, pues hay que recurrir a aquellos maestros, figuras en su época, que detengan el tiempo con sus muñecas en algunos eventos marcados en rojo para una serie de elegidos. El pasado domingo un centenar de aficionados pudo disfrutar en la Finca ‘Los Cerros’, en La Higuera, del clasicismo del segoviano Andrés Hernando (La Velilla, 1938), que a sus 86 años volvió a ponerse delante de una becerra con un semblante físico envidiable para regalar un toreo que no se fabrica: conocimiento, colocación y poso. Un recital. “Maestro, ha estado cumbre”, le decían compañeros de profesión. Todo un manantial de sabiduría taurina para las generaciones venideras.
Ortega Cano se dispone a ejecutar un pase de pecho. / FOTO CEDIDA POR EMILIO DE FRUTOSDe los muletazos con sabor de uno de los nombres más relevantes del escalafón de los años 60 y principios de los 70 y uno de los grandes toreros castellanos de la historia se dio paso al toreo de José Ortega Cano (Cartagena, Murcia, 1953), una de las figuras más importantes y mediáticas de los últimos lustros del siglo XX y principios del XXI, que cuenta con el título de ser el único torero que ha indultado un astado en Las Ventas de Madrid -‘Belador’, de Victorino Martín-. El afamado espada, que llegó a la coqueta plaza de tientas de Los........
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