ELEGÍA A ANTONIO JOSÉ DE SUCRE | Por: Alí Medina Machado
Voces roncas de tambores de sal
en la sangre de origen de Cumaná.
Las voces de los hermanos comentando
en la inmensidad de la casa natal.
Se escuchan lejos los lamentos
de una hermana mártir.
Hoy resucitan aquellas voces lejanas
en los bordes del tiempo,
cuando la fe se renueva en cada fecha
en que se replantan también
las lides libertarias que libraste.
Tu nombre, Mariscal
vuela por la historia,
viene acompañado de una música épica
como una larga oblación
de trompetas iracundas.
Desde las profundidades del mar,
desde la alturas de las montañas
tu voz heroica se mantiene fuerte.
Tu voz de tierra calurosa y marina
de tierra llena de fe,
sobre la que se vocaliza tu nombre
por la voz de todas las hazañas.
En el arcano aparece tu nombre, Mariscal.
se levanta con la fuerza de los resucitados
desde el infinito
con los rayos de un relámpago furioso,
como un largo rayo de sol,
desde el horizonte.
Tu nombre, Mariscal,
en la impronta de este día
en la laxitud de una tarde cualquiera
en el alma quieta de una noche clara
en los ruidos de una mañana de trabajo…
Tu nombre de justicia y de piedad.
Tu nombre pronunciado por una voz colectiva
llena los espacios en una hora anunciada.
Tu nombre errabundo por los paisajes,
brotando de una nube blanca,
haciéndose reflejo
sobre los cielos eternos
de los viejos pueblos........





















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