Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

Uno de los asuntos más importantes en toda vida humana concierne al logro de metas…¿Se siente una persona feliz de manera duradera después de alcanzar una meta que ha anhelado mucho?…¿No le proporciona más satisfacción permanente dedicarse con fervor a una actividad que le llene sin conceder demasiada importancia a las metas?.

El problema estriba en que las metas por lo general son relativas y una vez alcanzadas, el momento pasa fugazmente. Dicho con más detalle, cuando se alcanza una meta siempre se puede pensar en otra más elevada que se podría haber alcanzado. Además, la satisfacción de alcanzar una meta la mayoría de las veces es transitoria. Por eso, anhelar mucho una meta tiene algo de espejismo. En cambio, sumergirse plenamente en una actividad placentera sin angustiarse por las metas, quizás proporciona una dicha más profunda y duradera. Por supuesto, ambas cosas no son incompatibles y se pueden combinar, pero lo importante es no dar más importancia de la debida a alcanzar las metas.

El gran dramaturgo y cuentista ruso Antón Chéjov (1860-1904), aborda tangencialmente ese tema en una de sus obras de teatro más importantes: ‘La Gaviota’ (1896). En esa obra en cuatro actos, el joven K.G. Tréplev tiene ambiciones de ser un buen dramaturgo y está enamorado de Nina M.S., una joven que aspira a ser una gran actriz de teatro. En una ocasión Tréplev organiza una representación privada de una obra de teatro que ha escrito, pero fracasa estrepitosamente y los asistentes se ríen de manera burlona. Hasta la propia madre de Tréplev llamada Irina N.A., que fue actriz en el pasado, hace comentarios denigratorios sobre la obra. Entonces Tréplev se considera un fracasado y teme que Nina le haya perdido todo respeto y amor. Además a Tréplev le desagrada mucho ver que Nina tiene muchas atenciones con B.A. Trigorin, un renombrado escritor que ha sido amante de su madre (Irina). En su desesperación Tréplev mata una gaviota y la pone en los pies de Nina, como símbolo de sus aspiraciones de metas frustradas. Nina se va con Trigorin después de que Tréplev, sumamente afectado, ha intentado suicidarse sin lograrlo.

Dos años después, Tréplev ya ha logrado ser un escritor capaz, y Nina vuelve porque Trigorin se ha ido y la ha abandonado. Entonces Nina le dice a Tréplev que ella es como una gaviota que ha sido destruida por un capricho momentáneo de un hombre. Nina se va y Tréplev, que otra vez se siente muy mal, se suicida.

En la obra es interesante analizar cómo algunos personajes interpretan lo que ha sido su propia vida y las metas que han alcanzado o no han alcanzado. Por ejemplo, todos consideran que Trigorin es un autor realizado y famoso que debe ser muy feliz. Sin embargo, en la realidad no es así. En una parte de la obra Trigorin está conversando con Nina y ella le dice: “¡Su vida es maravillosa!”. Pero Trigorin le responde: “¿Qué le encuentra de particular?. Tengo que irme (…) Usted ha puesto el dedo en la llaga, como se dice, y yo estoy nervioso y un poco fastidiado (…) Sí, escribir es agradable. Corregir las pruebas también es agradable, pero….en cuanto algo aparece ya no lo soporto, veo que no era eso, que fue un error, que no debí haberlo escrito y me siento fastidiado y deprimido (…) Cuando me muera los amigos que pasen cerca de mi tumba, dirán: “Aquí yace Trigorin. Fue un gran escritor, pero Turguenev escribió mejor” (Acto IV).

Chéjov se refiere al notable escritor ruso Ivan Turguenev (1818-1883), que entre otras obras escribió: ‘Padres e Hijos’ (1862), que ha sido la obra pionera de la llamada “filosofía materialista nihilista”.

El anterior pasaje de la obra de Chéjov sugiere que un escritor, por más exitoso que sea, siempre se puede comparar con otros escritores que sean más exitosos, y por eso siempre puede considerarse desdichado en términos relativos.

Por otro lado, en la obra P.N. Sorin es hermano de Irina y en una parte de la obra dice: “Hubo un tiempo en mi juventud que quise ser un literato y no lo fui, quise hablar con belleza y hablaba abominablemente” (Acto IV). Entonces el médico E.S. Dorn le dice que logró ser Consejero de Estado, pero Sorin le responde que no está satisfecho con haber logrado eso y dice: “Eso no lo quise. Salió solo” (Acto IV).

Expresado en otras palabras, Sorin no está satisfecho con haber logrado algo que otras personas consideran muy importante, como ser Consejero de Estado.

Ya al final de la obra, Nina expresa algo que quizás es muy importante para la vida de todo ser humano. En efecto, Nina le dice a Tréplev: “Trabajo con fervor, con pasión, estoy como poseída en el escenario y me siento espléndida. Ahora que estoy aquí, camino, camino y pienso, pienso y siento que cada día crecen las fuerzas de mi alma…Ahora sé, comprendo, que en nuestro oficio – es lo mismo escribir o hacer teatro – lo esencial no es la fama, ni el brillo, ni aquello con lo que soñábamos, sino saber resistir (…) cuando pienso en mi vocación no temo a la vida” (Acto IV). Entonces Tréplev le responde: “Usted ha encontrado su camino, sabe adónde va, pero yo sigo vagando todavía en un caos de ensueños, de imágenes, sin saber para qué ni a quien le hacen falta (…) No sé cuál es mi vocación” (Acto IV).

Esto que expresa Nina al final de la obra quizás sea muy importante. Hay un dicho anónimo de la filosofía oriental ZEN: “Cuando buscas algo entonces no lo consigues”. Ese dicho se puede interpretar de muchas maneras, pero una posible interpretación es la siguiente: Cuando anhelamos mucho lograr algo como ser felices entonces es más difícil alcanzarlo. También puede suceder que cuando creemos que nos vamos a sentir muy satisfechos al alcanzar una meta, entonces puede ocurrir que la alcancemos pero nos sentimos desconcertados, porque eso fue un momento fugaz y no nos sentimos tan satisfechos como esperábamos. Quizás eso le sucede a Tréplev cuando le expresa a Nina que no ha encontrado su camino.

Por otro lado también es pertinente hacer referencia a un aspecto de esta obra. Chéjov considera que en la vida las únicas metas valiosas son las intelectuales literarias, pero en realidad en la vida humana hay muchos tipos de actividades y metas dignas de realizar: perfeccionamiento moral, ejercicio físico, actividades deportivas, actividades musicales o artísticas de muy diversa índole, actividades sociales y políticas, etc.,etc.

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DEDICARNOS CON FERVOR SIN ANGUSTIARNOS POR LA METAS | Ernesto Rodríguez

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15.03.2024

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

Uno de los asuntos más importantes en toda vida humana concierne al logro de metas…¿Se siente una persona feliz de manera duradera después de alcanzar una meta que ha anhelado mucho?…¿No le proporciona más satisfacción permanente dedicarse con fervor a una actividad que le llene sin conceder demasiada importancia a las metas?.

El problema estriba en que las metas por lo general son relativas y una vez alcanzadas, el momento pasa fugazmente. Dicho con más detalle, cuando se alcanza una meta siempre se puede pensar en otra más elevada que se podría haber alcanzado. Además, la satisfacción de alcanzar una meta la mayoría de las veces es transitoria. Por eso, anhelar mucho una meta tiene algo de espejismo. En cambio, sumergirse plenamente en una actividad placentera sin angustiarse por las metas, quizás proporciona una dicha más profunda y duradera. Por supuesto, ambas cosas no son incompatibles y se pueden combinar, pero lo importante es no dar más importancia de la debida a alcanzar las metas.

El gran dramaturgo y cuentista ruso Antón Chéjov (1860-1904), aborda tangencialmente ese tema en una de sus obras de teatro más importantes: ‘La Gaviota’ (1896). En esa obra en cuatro actos, el joven K.G. Tréplev tiene ambiciones de ser un buen dramaturgo y está enamorado de Nina M.S., una joven que aspira a ser una gran actriz de teatro. En una ocasión Tréplev organiza una representación privada de una obra de teatro que ha escrito, pero fracasa estrepitosamente y los asistentes se ríen de manera burlona. Hasta la........

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