Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

Uno de los tópicos más importantes de la psicología es el concerniente al aprendizaje, y entre ellos el llamado ‘Indefensión Aprendida’ o ‘Desamparo Aprendido’.

La ‘Indefensión Aprendida’ fue estudiada y definida por el psicólogo clínico estadounidense Martin Seligman (nac. 1942), que también es psiquiatra, y en el año 1998 fue elegido Presidente de la ‘Asociación Estadounidense de Psicología’.

En el año 1975 Seligman publicó su conocida obra: ‘Desamparo. Sobre Depresión, Desarrollo y Muerte’ (1) que marcó un hito en la historia de la psicología y la psiquiatría.

Este tipo de aprendizaje consiste en que un animal o un humano aprenden a no reaccionar ante un ambiente hostil. Martin Seligman y su equipo demostraron este tipo de aprendizaje realizando experimentos con perros que eran sometidos a descargas eléctricas dolorosas, pero que no provocaban daño físico, y de las cuales no podían evadirse. Aunque al principio los perros trataban desesperadamente de escapar, finalmente llegaban a una situación en la que aceptaban las descargas con resignación.

En otro experimento posterior con esos mismos perros, se encontró que aunque pudieran escaparse fácilmente de las descargas eléctricas, tendían a darse por vencidos con rapidez y aceptaban pasivamente las descargas eléctricas. Según Seligman, los perros habían ‘aprendido’ a ser ‘desamparados’ o ‘indefensos’. Es decir, habían aprendido que ninguna cosa que hicieran podría ser eficaz para evitar las descargas y por eso las aceptaban resignadamente.

Otros psicólogos han realizado experimentos con humanos y han encontrado que las personas también pueden aprender a ser ‘desamparadas’ o ‘indefensas’. Por ejemplo, se ha señalado que los niños que son golpeados con frecuencia, pueden llegar a aceptar la paliza aunque puedan eludirla y también se ha señalado que en casos de severa depresión, las personas llegan a sentir que son víctimas de sucesos que escapan a su control y que por eso están desamparadas sin remedio en el ambiente en el que vivan (2).

Ya en el año 2002 el notable divulgador científico estadounidense Robert M. Sapolsky (nac. 1957), que fue Profesor de Neurología en la Escuela de Medicina de Stanford, publicó un importante ensayo titulado: ‘¿Estaremos todavía tristes dentro de cincuenta años?’ (3) en el cual analiza varios aspectos sobre la depresión y los factores depresógenos (generadores de depresión).

Sapolsky dice sobre la depresión severa: “Incapacita a los que la padecen durante meses, durante años, se hunden en un pozo de desesperación, casi no son capaces de trabajar, amar, socializar, dormir o comer. Pueden llegar a ser incapaces de seguir viviendo y aproximadamente la mitad de las personas con depresión severa intentan suicidarse en algún momento de sus vidas (…) La depresión es un desorden biológico con facetas genéticas (hereditarias), neuroquímicas, y hormonales que da lugar a una enfermedad mental y es un tipo de desorden posible de adquirir ante un ambiente que cause sentimientos de desamparo. La depresión severa es bastante frecuente y afecta a un 15 % de las personas en los países desarrollados en algún momento de sus vidas. Y cada vez se está haciendo más frecuente: las tasas de depresión en los países occidentales han aumentado de manera persistente durante los últimos 50 años” (4).

¡Es impactante comprobar cómo la predicción que hizo Sapolsky en el año 2002 se ha estado cumpliendo!!!…Cualquier lectora o lector puede revisar fácilmente por internet sobre la depresión en el mundo en el actual año 2024 y verá que ciertamente las tasas de depresión y de suicidios, ha estado aumentando incluso en personas jóvenes.

Sapolsky en su ensayo refiere que hay una conexión entre estrés y depresión, y en su ensayo explica el origen de la depresión a partir de factores estresógenos (causantes de estrés). Para ello, se basa en el modelo de la depresión que elaboró Martin Seligman en sus mencionados estudios.

Sapolsky dice: “Nosotros (y nuestros cuerpos) tenemos más tendencia a considerar que algún reto externo es insoportable, si sentimos que carecemos de control sobre el mismo. O si carecemos de información predictiva sobre el momento en que se presentará y cuán malo será ese reto. O si carecemos de apoyo social, incluyendo canales de desahogo para las frustraciones que surgen como resultado de tal reto. Un modelo extraordinariamente útil de la depresión fue elaborado por el psicólogo Martin Seligman y sus colegas en los años 1970 en la Universidad de Pensilvania. Se llama ‘desamparo aprendido’ y se basa en las mencionadas variables. Cuando confrontamos un factor causante de estrés, muchos de nosotros podemos analizarlo en su adecuado contexto, le ponemos un perímetro a su alrededor, y comprendemos que ese factor no lo es todo, es decir, afrontamos la situación de la manera adecuada. Pero la depresión se debe a una falla en ponerle un perímetro y entonces la experiencia se globaliza y se produce una conclusión distorsionada según la cual “no solamente es esta experiencia amenazadora porque no tengo control sobre ella, sino que TODO es amenazador, y no hay nada en mi vida sobre lo que pueda tener algún control” (…) La depresión severa consiste en una falla para lograr reequilibrarse después de sufrir un factor causante de estrés, por lo cual se sucumbe a una sensación de desamparo que se desarrolla” (5).

Una persona o una población que en su vida cotidiana estén sometidas con frecuencia a maltratos y factores causantes de estrés y depresión, pueden sucumbir a una ‘Indefensión Aprendida’ o ‘Desamparo Aprendido’.

Quizás podríamos pensar que cuando una persona o una población han caído en esa situación tan grave de ‘Indefensión Aprendida’, la única manera de que salgan de ese marasmo es que poco a poco recuperen la confianza en su capacidad para afrontar retos amenazadores en su vida y salir adelante. En el caso particular de una población, se requiere que tenga líderes serios, honestos y confiables, que haya mucha solidaridad, y sobre todo una buena organización social y política de esa población…Pero en el caso de que no se logre salir de ese hueco de ‘Indefensión Aprendida’ puede suceder que se cumpla lo que dijo el escritor rumano Emil Cioran (1911-1995) en uno de sus más citados aforismos: “Podemos imaginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta dónde podemos hundirnos” (6).

NOTAS: (1) Martin Seligman (1975) ‘Helplessness. On Depression, Development and Death’ W.H. Freeman. San Francisco. (2) Sobre el ‘Desamparo Aprendido’ la lectora o lector pueden ver Pags. 183-184 en Stefan Klein (2006) ‘The Science of Happiness’. Marlowe & Company. New York. Edición original en alemán: 2002. Translated by Stephen Lehmann. También se puede ver Pag. 202 en Robert Feldman (1995) ‘Psicología’. McGraw Hill / Interamericana. México. Edición original en inglés: 1994. También se puede ver Pags. 196-197 en Diane Papalia y Shelly Wendkos Olds. (1988) ‘Psicología’. McGraw Hill / Interamericana. México. Edición original en inglés: 1985 (3) Robert Sapolsky (2002) ‘Will We Still be Sad Fifty Years from Now?. Pags 105-114 en John Brockman (Editor) (2002) ‘The Next Fifty Years. Science in the first half of the twenty-first century’. Vintage Books. New York. (4) Pag. 106 en Sapolsky Op.Cit. (5) Pag. 107 en Sapolsky Op.Cit. (6) Pag. 49 en Emil Cioran (1987) ‘Ese Maldito Yo’. Tusquet Editores. Barcelona. España

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¿QUÉ ES ‘INDEFENSIÓN APRENDIDA’? | Por: Ernesto Rodríguez

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22.03.2024

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

Uno de los tópicos más importantes de la psicología es el concerniente al aprendizaje, y entre ellos el llamado ‘Indefensión Aprendida’ o ‘Desamparo Aprendido’.

La ‘Indefensión Aprendida’ fue estudiada y definida por el psicólogo clínico estadounidense Martin Seligman (nac. 1942), que también es psiquiatra, y en el año 1998 fue elegido Presidente de la ‘Asociación Estadounidense de Psicología’.

En el año 1975 Seligman publicó su conocida obra: ‘Desamparo. Sobre Depresión, Desarrollo y Muerte’ (1) que marcó un hito en la historia de la psicología y la psiquiatría.

Este tipo de aprendizaje consiste en que un animal o un humano aprenden a no reaccionar ante un ambiente hostil. Martin Seligman y su equipo demostraron este tipo de aprendizaje realizando experimentos con perros que eran sometidos a descargas eléctricas dolorosas, pero que no provocaban daño físico, y de las cuales no podían evadirse. Aunque al principio los perros trataban desesperadamente de escapar, finalmente llegaban a una situación en la que aceptaban las descargas con resignación.

En otro experimento posterior con esos mismos perros, se encontró que aunque pudieran escaparse fácilmente de las descargas eléctricas, tendían a darse por vencidos con rapidez y aceptaban pasivamente las descargas eléctricas. Según Seligman, los perros habían ‘aprendido’ a ser ‘desamparados’ o ‘indefensos’. Es decir, habían aprendido que ninguna cosa que hicieran podría ser eficaz para evitar las descargas y por eso las aceptaban resignadamente.

Otros psicólogos han realizado experimentos con humanos y han encontrado que las personas también pueden aprender a ser ‘desamparadas’ o ‘indefensas’. Por ejemplo, se ha señalado que los niños que son golpeados con frecuencia, pueden llegar........

© Diario de Los Andes


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