León ha acogido esta semana el Congreso Internacional de Energía y Recursos Minerales que ha traído a la ciudad de León a los mejores expertos del sector que nos han ayudado a quitarnos de una vez por todas el polvo del carbón que pesa en la memoria de todos los leoneses y leonesas cuando nos referimos a la minería. El futuro es otro, y la minería también. Ya no es negra, para información de todos aquellos que de una forma ya pesada piden que reabran las antiguas minas de carbón, es verde, y no solo por la importancia de las renovables, sino porque el semáforo se abre en favor de las nuevas prospecciones que nos indiquen donde están esos materiales, casi preciosos, que ayuden a despuntar nuestra economía. Son las llamadas materias primas críticas, 36 materiales como el wolframio, el litio, las tierras raras o cobalto, imprescindibles para fabricar móviles, baterías, aerogeneradores, y en definitiva la alta tecnología que se nos escapa de las manos, y que se llevan países como Rusia o China de los que seguimos siendo dependientes. Mientras esto siga siendo así la transición energética no será posible. Y no lo digo yo, lo dijo el miércoles el ex comisario de Energía de la UE, Miguel Arias Cañete, que en su conferencia inaugural sacó pecho por Europa, por tener la política climática más ambiciosa y completa del mundo, al tiempo que sacó los colores al Gobierno de España por no ser capaz de hacer que los proyectos renovables despeguen de una vez, al estar enredados años y años en una burocracia y unos trámites administrativos que hacen que se queden obsoletos.

Arias Cañete, que todos recordamos por su férrea defensa del chuletón que le hizo famoso en su época de ministro de Agricultura y Ganadería cuando el sector se vio tan afectado por la crisis de las vacas locas, hizo un alegato impecable de la lucha contra el cambio climático, al que definió como el «gran desafío al que nos enfrentamos», explicando el reto tanto de Europa como las Naciones Unidas por reducir medio grado el calentamiento de la tierra, lo que viene a ser la diferencia entre la vida y la muerte. Y lo dice un ex ministro de aquel presidente llamado Rajoy, negacionista por ignorancia, que allá en el 2007, no hace tanto, presumía de tener un primo catedrático de Física que decía aquello de que «no era posible predecir ni el tiempo que va a hacer mañana en Sevilla».