No se trata de ninguna hipérbole. Ni de un apunte que opera por descarte. Ni de una asociación con las sirenas que atormentaron a Ulises. Abordamos todo lo contrario. O lo contrapuesto. Quizás sí un sugestivo bálsamo de Fierabrás. O una tendencia traspasable a las sobrias pertenencias del buen gusto. O a las consecuencias del profundo conocimiento del catón -del ADN, de la dermis- de nuestra Muy Noble y Muy Leal Ciudad. ¿“Un sueño blando y suave” como aquel escrito y descrito por Francisco de Quevedo? Sobre Jerez recae actualmente un ramillete de excelentes titulares periodísticos que bien merecen el destacado de sus letras capitulares. O cuanto menos su inmediata escritura en negritas. O el anuncio coram populo proyectado por luces de neón. No es cuestión de hacer ahora acopio de cuán inquieta se mueve la cosa cultural en la ciudad -inclúyase sin prejuicios el estandarte de la Navidad y sus castizas zambombas que acertadamente hemos alzado también como atractivo turístico-. Pero sí el barrunto de un potencial en ciernes. A nadie escapa que asistimos como a un renacimiento -con donoso escrutinio incluido- de iniciativas empresariales, de convocatorias institucionales, de cierto emprendimiento con conocimiento de causa. Con la cultura no como telón de fondo sino a pie de escenario con las narices asidas a la cuarta pared. De cara al público. Abriendo los brazos en cruz. Sobreexpuesta a su entrega multifuncional. El pelotazo, la puntería, la brújula cartográfica, el notición de la reapertura en versión teatral del Cine Jerezano nos ha dejado a todos boquiabiertos. Chapeau. La cuadratura del círculo de una gestión cultural con visos de inmediato éxito. Aunque parezca una rara avis, o un paso adelante que acontece de higos a brevas o de Pascuas a Ramos, esta recuperación, este rescate, esta valiente operación ha de marcar el inicio de una senda (cuya melodía huya de toda salmodia y de todo canto de sirena). A la praxis por la acción inmediata. Obras y no buenas razones. Realidades. Como ésta del Teatro Jerezano que además nos retrotrae a un templo minúsculo y siempre entrañable de la ilusión infantil: el quiosco de Miguel.

Pues bien, y sin abandonar el hilo de la Cultura referencial: mañana martes comienza en la Real Academia de San Dionisio una nueva edición de su consolidado ciclo ‘Jerez siempre’: valga decir: una propuesta formativa de altos vuelos. Aikido. Ad valorem. Su exégesis parte de un concepto transversal en cuanto a parámetros temáticos se refiere: la coorganización. En este sentido la Real Academia de San Dionisio y el Centro de Estudios Históricos Jerezanos conforman el equipo compacto, la simbiosis, la dualidad y la unicidad al mismo tiempo, la bisagra, el ensamble, el punto de vista machihembrado. El ciclo ‘Jerez siempre’ tiene algo de flecha y arco a la vez. Algo de pisapapeles que nos llega con poliédrico espíritu de Alejandría. Algo de investigación que jamás recela del hombre porque, como señalara Dionisio de Halicarnaso, “la historia es una filosofía en ejemplos”. La Historia es un cualitativo salto de rayuela entre la memoria de José Cádiz Salvatierra y la de Manuel Esteve Guerrero. Entre la de José Ramón Fernández Lira y la de Sixto de la Calle. ‘Jerez siempre’ cuenta para este año 2024 con una tercera entidad: la Hermandad Sacramental del Santo Crucifijo de la Salud y María Santísima de la Encarnación. El cartel de ponencias es palabra mayor. Mañana martes Bruno Escobar Fernández y David Caramazana dictan la ponencia ‘Dos miradas sobre San Miguel: su proyección urbana y su cultura festiva entre los siglos XVI-XVIII’. El martes 23 Miguel L. López-Guadalupe Muñoz, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Granada, hablará sobre ‘Cofradías penitenciales: una válvula de escape social en la Andalucía moderna’.

Javier Jiménez López de Eguileta, académico correspondiente y miembro del Centro de Estudios Históricos Jerezanos expondrá el martes 30 ‘La cofradía del Santo Crucifijo de Jerez de la Frontera: una visión documental desde sus orígenes hasta su ocaso decimonónico’. Cierra el ciclo el gran cofrade de esta cofradía de la Madrugada Santa José Miguel Merino Aranda, quien será protagonista, el martes 6 de febrero, de una conferencia de título llamativo: ‘1928-1938: Juan de Mata López de Meneses y el marqués de Domecq: de la reorganización de la Hermandad del Santo Crucifijo a la fundación de la Unión de Hermandades’. Los cofrades y no cofrades tienen una cita ineludible estas próximas semanas en la calle Consistorio. Al hilo de cuanto anuncio en esta convocatoria de abolengo, traigo a colación, como imagen ilustrativa del presente ‘Jerez íntimo’, una fotografía de la primavera de 1930. Pertenece al día de la bendición de la imagen de María Santísima de la Encarnación. En ella aparecen el cardenal arzobispo don Eustaquio Ilundain; don Enrique Rivero, alcalde de la ciudad, y el general Merry, comandante militar de la plaza. Asimismo los miembros de la primera Junta de Gobierno don Juan de Mata López de Meneses, don José Ruiz Crespo, don Pedro Domecq Rivero ‘el marqués de Domecq’ y don José de la Riva Romero de Aragón.

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Jerez: Juan de Mata y el marqués de Domecq en la Academia

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15.01.2024

No se trata de ninguna hipérbole. Ni de un apunte que opera por descarte. Ni de una asociación con las sirenas que atormentaron a Ulises. Abordamos todo lo contrario. O lo contrapuesto. Quizás sí un sugestivo bálsamo de Fierabrás. O una tendencia traspasable a las sobrias pertenencias del buen gusto. O a las consecuencias del profundo conocimiento del catón -del ADN, de la dermis- de nuestra Muy Noble y Muy Leal Ciudad. ¿“Un sueño blando y suave” como aquel escrito y descrito por Francisco de Quevedo? Sobre Jerez recae actualmente un ramillete de excelentes titulares periodísticos que bien merecen el destacado de sus letras capitulares. O cuanto menos su inmediata escritura en negritas. O el anuncio coram populo proyectado por luces de neón. No es cuestión de hacer ahora acopio de cuán inquieta se mueve la cosa cultural en la ciudad -inclúyase sin prejuicios el estandarte de la Navidad y sus castizas zambombas que acertadamente hemos alzado también como atractivo turístico-. Pero sí el barrunto de un potencial en ciernes. A nadie escapa que asistimos como a un renacimiento -con donoso escrutinio incluido- de iniciativas empresariales, de convocatorias institucionales, de cierto emprendimiento con conocimiento de causa. Con la cultura no como telón de fondo sino a pie de escenario........

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