Por Chema Hernández Aguiar.| El soldadito de plomo se puso incandescente. Sintió un calor terrible, aunque no supo si era a causa del fuego o del amor. Perdió todos sus colores, sin que nadie pudiese decir si le había ocurrido durante el viaje o a causa de sus sufrimientos. Miró a la bailarina, y ella lo miró, y el soldadito sintió que se fundía, pero continuó firme con su fusil al hombro.” Hans Christian Andersen (1838). Soldadito de Plomo. Aunque no lo sea y lo sea, no es “fuego de amor” lo que se siente en Ucrania, tampoco en Gaza, ni en el Sahel, ni en Somalia, Sudán y otros tantos puntos del planeta, pero quizás sea en Ucrania y Gaza donde se han producido el mayor número de muertes en el menor tiempo posible, que se cuentan por cientos de miles, en decenas de miles. Cuando analizo los conflictos, no dejo de pensar en sus familias, en sus amores, en sus sueños. No es tan simple ver solo cifras, son vidas de decenas de años truncadas en una humanidad que avanza cruel en guerras sin gloria. No hay sufrimiento mayor que perder a una hija, desgraciadamente lo vivo y no tiene cura alguna. Escalada bélica, ya no hay reglas. Las sociedades se preparan, dan por hecho una confrontación de gran magnitud, no titubean, ponen la economía en función de lo bélico. Las declaraciones de unos y otros colaboran en agudizar el conflicto y prepararnos para él, bastan estos ejemplos. Macron, respaldando el envío de fuerzas francesas, afirma que, “si Ucrania cae, nuestra seguridad estará amenazada. Si continúa la escalada, tenemos que estar listos para tomar todas las decisiones necesarias para que Rusia no gane nunca”. El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev replica: “A diferencia de los desafortunados ucranianos, los soldados de la OTAN no fueron obligados a ir a la guerra”. “¡No tomar prisioneros! ¡Y por cada combatiente de la OTAN muerto, explosionado o quemado debe haber una recompensa máxima la OTAN!”. Todo se desboca o lo desbocan, tres acciones marcan estos últimos días, el atentado en Crocus City Hall de Moscú, el ataque al consulado de Irán en Siria, la usurpación de la Embajada de Méjico en Ecuador por el gobierno de este país. La tensión se eleva con la palabra pero también con los hechos, el derecho internacional ya no cuenta. Un consulado atacado y una embajada asaltada, ya no hay reglas. ¿Será Occidente capaz de asimilar que este mundo es ya multipolar? “Ahora tienen lugar los cambios que no se han visto en 100 años.” Al despedirse, el presidente ruso Vladímir Putin y su homólogo Xi Jinping, el presidente chino expresó lo expuesto en este subtitulo y añadió: “Cuando estamos juntos, impulsamos estos cambios”. El presidente ruso respondió: “Estoy de acuerdo, ¡buen viaje! -Cuídate, querido amigo”. Estoy convencido de que los dirigentes de las potencias occidentales, las que han regido los destinos del SXX, lo saben, pero la cuestión es si aceptan un mundo multipolar o intentan subvertir esta realidad a través de la confrontación, mucho me temo que sea así. Es fácil percibir que el eje Brics (Rusia, China, Irán y otros) no improvisa, se toma su tiempo para reaccionar frente a cualquier tipo de agresión, regula el carácter y la dimensión de la respuesta, incluso negocia la ausencia de respuesta, hecho que se está produciendo entre Irán y EEUU, que negocian una tregua permanente en Gaza a cambio de la no respuesta de Irán. Hay estrategia. Urge que las potencias de este mundo multipolar celebren una Conferencia de Paz y detengan las guerras y la guerra que nos pone al borde del fin: se necesita una diplomacia realista. Mientras las naciones europeas homogenizan la mili obligatoria y convierten a nuestros jóvenes en Soldaditos de Plomo, el presente está enloquecido, trastornado y ya no parece que la cordura esté cerca. Mucho me temo que Francia no ingresará en Ucrania sola; atentos a Rumania, Moldavia, Países Bálticos y Polonia, pues es muy probable que también participen. Yo, a los líderes mundiales, les mando unas cajas de soldaditos de plomo para que jueguen y no molesten, bailarinas no, seguro que también terminan en la guerra y no quedan ni las lentejuelas. Amar es un privilegio y la paz, una necesidad.

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Europa y los soldaditos de plomo

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17.04.2024

Por Chema Hernández Aguiar.| El soldadito de plomo se puso incandescente. Sintió un calor terrible, aunque no supo si era a causa del fuego o del amor. Perdió todos sus colores, sin que nadie pudiese decir si le había ocurrido durante el viaje o a causa de sus sufrimientos. Miró a la bailarina, y ella lo miró, y el soldadito sintió que se fundía, pero continuó firme con su fusil al hombro.” Hans Christian Andersen (1838). Soldadito de Plomo. Aunque no lo sea y lo sea, no es “fuego de amor” lo que se siente en Ucrania, tampoco en Gaza, ni en el Sahel, ni en Somalia, Sudán y otros tantos puntos del planeta, pero quizás sea en Ucrania y Gaza donde se han producido el mayor número de muertes en el menor tiempo posible, que se cuentan por cientos de miles, en decenas de miles. Cuando analizo los conflictos, no dejo de pensar en sus familias, en sus amores, en sus sueños. No es tan simple ver solo cifras, son vidas de decenas de años truncadas en una humanidad que avanza cruel en guerras sin gloria. No hay sufrimiento mayor que perder a........

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