Hay una frase popular que define a quién va a lo loco por la vida, de forma improvisada y compulsiva. Se suele decir que esa persona o proyecto va “como un pollo sin cabeza”. Y en cierta forma se puede afirmar que en muchas cosas Canarias ha ido muchas veces exactamente así. En cualquier proyecto colectivo, en cualquier empresa común, la planificación, la asignación de recursos y la definición de objetivos, es una garantía de éxito. Y lo contrario es una apuesta por el fracaso.
El sector económico de mayor éxito en las islas, que es el turismo, no ha sido en el pasado el fruto de una reflexión y una apuesta definida por la planificación. Primero surgió el turismo y la planificación llegó mucho después como un intento de controlar lo que ya estaba desbordando todas las previsiones. Lo mismo ocurrió con los movimientos de población, la autoconstrucción y la creación misma de nuestra autonomía. Hemos ido reaccionando, a veces tarde, a veces bien y a veces mal, en una política de hechos consumados.
En Canarias estamos aterrizando ahora en la necesidad de reflexionar sobre la situación en la que nos encontramos para analizar nuestras disfunciones y proponer los cambios necesarios que necesitamos para afrontar el futuro. Existen diferentes sensibilidades sociales que se expresan por colectivos políticos y ciudadanos, por sindicatos y empresarios y que deben ser recogidas, valoradas e integradas por quien representa a la soberanía de Canarias, que es el Parlamento. Pero la responsabilidad última en tomar las grandes decisiones que necesitamos reside precisamente en la asamblea de los legisladores de las islas.
Hay que responder a preguntas que hoy necesitan respuesta. Un crecimiento sostenible implica poner límites al desarrollo descontrolado y conciliar la necesidad de la actividad económica con el mantenimiento de nuestro patrimonio natural y de recursos que no son ilimitados. Hay que plantearse cómo podemos mantener e incrementar nuestra prosperidad y cómo, además, podemos conseguir un mejor reparto de la riqueza en nuestra sociedad que presenta indicadores de pobreza y de exclusión muy preocupantes.
Como alguna vez he dicho, el problema de nuestras islas es que gran parte de lo que se produce aquí no se queda aquí y lo que queda se reparte mal. Nuestro crecimiento poblacional, además, se ha distribuido deficientemente en el territorio, creando zonas extremadamente hiperpobladas y tensionadas frente a otras áreas despobladas y mal comunicadas. La configuración institucional no ha ayudado a un reparto armónico del desarrollo sino, antes al contrario, ha favorecido una hipertrofia concentrada en las grandes áreas metropolitanas que son y se sienten los protagonistas legítimos de todas las decisiones y asignaciones de recursos.

QOSHE - Planear el futuro - Casimiro Curbelo
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Planear el futuro

6 0
15.04.2024

Hay una frase popular que define a quién va a lo loco por la vida, de forma improvisada y compulsiva. Se suele decir que esa persona o proyecto va “como un pollo sin cabeza”. Y en cierta forma se puede afirmar que en muchas cosas Canarias ha ido muchas veces exactamente así. En cualquier proyecto colectivo, en cualquier empresa común, la planificación, la asignación de recursos y la definición de objetivos, es una garantía de éxito. Y lo contrario es una apuesta por el fracaso.
El sector económico de mayor éxito en las islas, que es el turismo, no ha sido en el pasado el fruto de una reflexión y una apuesta definida por la planificación. Primero surgió el turismo y la........

© Diario de Avisos


Get it on Google Play