2025: Cuando normalizar el fracaso se volvió Política de Estado
Un año que no fue perdido, sino revelador
Nos dejó sin excusas y exhibió una verdad que incomoda: el deterioro de la vida pública no se explica solo por quienes gobiernan, sino también por una sociedad que aprendió a tolerar, a adaptarse y, en demasiados casos, a resignarse.
La normalización como forma de gobierno
A lo largo de este año escribí sobre acuerdos políticos construidos a espaldas de la ciudadanía, sobre traiciones que ya no generan escándalo, sobre violencia que dejó de doler, sobre graves problemas de movilidad y contaminación que ya forman parte del día a día y sobre corrupción que dejó de sorprender. Nada de eso fue nuevo. Lo verdaderamente alarmante fue nuestra reacción: la normalización.
- Normalizamos el abuso bajo el argumento de la estabilidad.
- Normalizamos la mentira bajo el discurso de la gobernabilidad.
- Normalizamos la corrupción cuando “resuelve” y la violencia cuando “no toca cerca”.
Así, la política dejó de ser un espacio público para convertirse en un trámite ajeno, administrado por unos cuantos y tolerado por la mayoría.
Cambiar nombres no cambia realidades
Este año que termina confirmó una de las grandes mentiras de nuestra vida política: cambiar personas sin cambiar........© Detona





















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