DÍA 1 de noviembre y máxima actividad en el Athletic. En el comienzo de la jornada se cerró la asamblea general ordinaria, más allá de las tres de la madrugada y ya de noche el equipo rojiblanco certificó su pase a la siguiente ronda de la Copa en Rubí. Más intenso no pudo ser el primero de los días de este nuevo mes. Está claro que lo que interesa a todos tuvo un final feliz y al fin y al cabo eso es lo que cuenta. Victoria ante un equipo menor en la primera comparecencia en el torneo del K.O. y a pensar en la liga.

El Rubí - Athletic, en imágenes Efe

Los de Valverde no estuvieron cómodos en ninguna fase del partido, el técnico tampoco. Alineación inédita con escaso rodaje en el caso de algunos futbolistas y rivales extra motivados en un escenario de difícil adaptación, no es excusa. El final del choque no debió producirse tal cual lo vivimos, pero este Athletic de nuestros corazones tiene estas cosas. Decía el míster que sólo los que están a su lado de la mesa saben lo que sucede de verdad. Puede ser, pero que no le quepa duda de algo, el resto lo padecemos y hasta lo sufrimos. Tanto apuro me pareció innecesario.

Estas citas son muy peligrosas, obvio. Los jugadores tienen la presión de no erigirse en protagonistas negativos de la historia rojiblanca junto a su entrenador y está claro que eso puede pesar. Por otra parte, la diferencia de nivel es tan grande entre ambos grupos que solo pensar en no ganar es bastante hiriente. Pase logrado y próximo martes sorteo. Rubí es ya historia y nos quedaremos con el ‘buen rollo’ y la felicidad de la gente local y los peñistas del Athletic de la zona por la visita de los leones. Todos ellos unos santos, vieron poquito fútbol.

La Asamblea General Ordinaria del Athletic, en imágenes Pablo Viñas

Ese mismo miércoles se inició con la conclusión de la asamblea en el Palacio Euskalduna. Vaya horario de cierre, madre de dios. Esta junta que se jacta de organizar todo a las mil maravillas, debió confundir los términos, espero sea una anécdota. La asamblea más soporífera de los últimos años. Explicaciones demasiado extensas, votaciones con órdenes difíciles de entender y sistema que no te muestra la realidad de quienes asistieron y su voto. Mucha gente se marchó, unos santos. Cuentas aprobadas, estaban muy bien y palo a la gestión, pese a su aprobación. Uriarte empieza a notar el desgaste del año transcurrido.

Ahora Berasategi es el chico para todo. Cuando la cosa se pone fea, Jon sale al rescate. No estábamos acostumbrados a verle delante de la pantalla y ahora es actor principal. Ha pasado del anonimato a pasear por la alfombra roja y lucir palmito. Estas cosas son complicadas de entender cuando en quince años casi nadie pudo siquiera escucharle. Serán los nuevos tiempos, quién sabe, igual es también muy del Big Data.