Con críticas atenuadas de los medios al servicio del Imperio, optimistas -no sé por qué- por su aun no anuencia a los resultados de las elecciones venezolanas, el presidente Gustavo Petro cumple la primera mitad de sus cuatro años de mandato con logros en importantes aspectos de la vida del país, entre lo que se destaca el abandono de la pobreza por más de un millón 600 000 colombianos.

Este es el primer presidente de izquierda en la historia moderna del país. Antes de llegar al poder fue opositor del anterior gobierno, y enfrenta ahora una oposición que habla de todos los temas, tiene algunas caras virales en redes sociales, pero todavía no ha podido tumbar a ningún ministro, pese a siete mociones de censura en el Congreso.

Y es que, a diferencia de gobiernos anteriores, la oposición de ahora no tiene un solo líder visible y aunque son varios los que aspiran a la Presidencia en el 2026, el verdadero contrapeso del centro o de la derecha, incluido el uribismo, ni siquiera ahora está ocupando un escaño.

Ante este escindido Congreso, Petro ha logrado hacer aprobar las reformas pensional y la laboral, ha tenido que replantearse las rechazadas de salud y educación -en las que predomina lo público sobre lo privado- y promueve la necesaria agraria, imprescindible para millones de personas que son víctimas del latifundismo y de grupos que controlan el narcotráfico.

Una de sus políticas más ambiciosas fue negociar con al menos ocho grupos ilegales para acabar con la violencia armada en Colombia. Dos años después de esa promesa, lo que se llamó la “paz total” ha tenido altibajos: si bien hay reducción del conflicto en zonas muy vulnerables del país, en otras, como Cauca o Arauca, hay arremetida de grupos armados y bandas criminales, con unos cien........

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