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La extraña traslación del artista

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Alejandro Calzada Miranda es un nombre que desde hace años brilla en el panorama de las artes en las parrandas cubanas. Todo el centro del país conoce los títulos de sus carrozas e incluso recita los muchos logros que —en el atrezo, el vestuario o la decoración— han sido las insignias de sus aportes. Más allá de lo histórico, conozco personalmente al realizador y sé desde bien cerca cuáles son los resortes que lo mueven en el plano de lo creacional. Unos le dicen Alejandro, como a un amigo cercano del barrio. Otros le llaman Calzada y remarcan la herencia tradicional de dicho apellido (es hijo y nieto de parranderos). Pero la mayoría lo conoce como el León de San Salvador, debido a que —por más de treinta años— ha hecho las carrozas de dicho bando en Remedios, con una impronta marcada por la originalidad.

Siempre que conversamos me dice que no le interesa la victoria fugaz, esa que se pierde en la noche y que no trasciende los tiempos. Él no desea ganarle al contrario en esa competencia feroz que son las parrandas, sino que aspira a hacer la carroza de carrozas. Es una especie de meta, que está más allá del horizonte y que solamente él entiende en su escala constante hacia la excelencia y la mesura en el lenguaje visual. No es que desprecie colocar la bandera del gallo sobre la pieza más alta, como se acostumbra a hacer siempre que un barrio parrandero se siente vencedor; sino que su pasión en el arte se sitúa en una zona inmarcesible, una especie de coto de caza en el cual el león devora otras presas más misteriosas.

En la sala de su casa en Remedios, colgadas de una pared, están las más de treinta carrozas fotografiadas. Desde 1993 hasta la fecha, ahí vemos temas que pasan por las leyendas, las obras literarias, la historia o la fantasía. La elección de cada tratamiento dependió del estado de ánimo del diseñador, quien, en la soledad del papel, se enfrentaba a sus propios demonios. Así, una obra como Calígula no solo versó sobre aquel temible emperador, sino que fue la oportunidad para contar otros tantos horrores del presente y de los excesos humanos. En su carroza Cinema Paradiso no solo abordó los clásicos del celuloide a partir de una estructura original con una decoración de lujo, impactante; sino que se interesó por deconstruir los íconos que parecen intocables y llevarlos al plano humano y falible de una........

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