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Cada noviembre llega Fidel Galbán

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27.11.2025

Cada vez que llegaba el mes de noviembre, Fidel Galbán hacía un poema dedicado al invierno. En esos versos no hablaba acerca de problemas cotidianos, no se quejaba de que para su teatro no existían las mejores condiciones materiales o que quizás no cobraba lo justo como el gran artista que era; sino que iba a regiones de su existencia y con aquellos recuerdos recreaba un mundo diferente. No solo es el mes de su cumpleaños, sino que era la etapa en la cual el café de la cocina poseía un olor más fuerte, cosa que le producía al poeta esas hondas evocaciones. En esos poemas, estaban su madre, la casa miserable de la infancia, la figura de su padre y la presencia de los sueños que lo condujeron a escribir.

Un detalle siempre iba unido a aquellas historias: la madre de Fidel guardó, dentro de un libro de poesías, las primeras uñas que le cortó al niño, pues era común la creencia de que eso lo haría escritor. Aquella voluntad materna solo se hizo más fuerte con el paso de los años y, cuando el joven estaba en las montañas del Escambray cumpliendo el servicio militar, escribía en los ratos libres, a la luz de un mechero. De ahí, de esa aventura en la cual los tiros se mezclaban con las narraciones de Jack London y las novelas de gusto juvenil, salió el futuro teatrista hacia la escuela del Hotel Comodoro, donde estaría la primera enseñanza de instructores de arte en Cuba.

Cientos de veces el Maestro comenzaba a narrar cómo era el mes de noviembre en esa casita natal de la provincia de Cienfuegos, en el poblado de San Fernando de Camarones, entre la felicidad sencilla, la pobreza y el deseo de salir adelante. Por eso, las charlas siempre terminaban en su encuentro con Maritza del Vals, su esposa, de quien se enamoró en unas parrandas de Remedios. Ambos eligieron barrios opuestos y recorrieron el triunfo con San Salvador, que ese año salió vencedor de la justa. Y aunque Fidel era del Carmen, el amor le valió componer un bello poema en honor a la muchacha que le robó sus emociones. Noviembre, el mes de su cumpleaños, diciembre, el de las parrandas. Y el frío del invierno en el medio como un símbolo de aquellos tiempos mejores, esos en los cuales los hijos estaban en casa, se montaban obras de teatro, se llevaban adelante los procesos creativos. Sucesos que unían la poesía con la búsqueda de sentido, la estancia en la villa remediana con el anhelo de viajar en........

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