La política monetaria suele resultar más rápida y eficaz en su fase restrictiva que en la expansiva. A John Maynard Keynes se le atribuye la metáfora de una cuerda para explicar este asunto: un banco central puede tirar al subir el precio del dinero para embridar la actividad económica y frenar la inflación, a la hora de reactivar la economía, empujar una cuerda resulta mucho menos efectivo si hay crisis e incertidumbre de por medio. La buena noticia es que el Banco Central Europeo ha logrado acometer la subida de tipos de interés más drástica de su historia -cuatro puntos y medio en dos años- sin haber metido a la zona euro en una recesión con todas las de la ley.

La llamada “inmaculada desinflación” es un fenómeno inusual en la historia económica (la Fed de Alan Greenspan lo consiguió en los 90, si bien la tasa de inflación era la mitad y su naturaleza menos compleja), pero hoy parece cerca: la inflación ha encogido en la eurozona del 10,6% (octubre de 2022) al 2,6% (mayo de 2024), muy cerquita del sacrosanto objetivo de Fráncfort, y las economías de la moneda común ha sufrido poco más que desaceleración y recesión técnica.

Los banqueros centrales, con todo, han jugado con fuego en esta lucha, ya que la escalada de precios estaba mucho más vinculada a factores ajenos a la demanda, como la crisis energética, los problemas en la cadena de suministros y, como el propio BCE admitió, el aumento de los márgenes de beneficio empresariales.

Este jueves el eurobanco anunció la primera rebaja de tipos desde 2019 y marcó un cambio de rumbo. Para los ciudadanos de a pie hipotecados supone un alivio en el euríbor (que ya se estaba empezando a notar ante lo esperado de la medida) y, para los ahorradores, malas noticias para los depósitos, salvo en el caso de los españoles, que no deben preocuparse porque ya llevan tiempo sin tener alegrías en las remuneraciones.

Los números son elocuentes: el interés medio que se paga en España se sitúa en el 5,53%, frente al 3,11% de la media europea según los datos correspondientes a abril del Banco Central Europeo. La brecha llegó a rozar un punto porcentual en febrero. La zona euro comparte política monetaria, pero no reacciona igual a los movimientos del precio del dinero en este flanco y uno de los motivos es la elevada concentración del sector bancario español, tal y como señaló el Banco de España. El 70% de todos los créditos y depósitos en España se reparte entre cuatro bancos y, si sale adelante la opa del BBVA sobre el Sabadell, se lo repartirán entre tres.

Luego está lo que ocurra con el mercado de vivienda. En teoría, una abaratamiento de las hipotecas debería dinamizar el sector y hacer accesible la compra a individuos y familias que, hoy por hoy, no se lo pueden permitir, pero el precio imposible de las casas y pisos ha roto algunas lógicas de mercado: por ejemplo, los precios no bajan aunque se venda menos debido al problema de oferta, y cada vez se compran más al contado por parte de los más adinerados. Segundo, el coste medio se está acercando al pico de la burbuja inmobiliaria y los españoles van a necesitar algo más que un cuartillo de punto para animarse. ¿Cuándo llegará el próximo recorte? Para eso, además de mirar los datos, como no para de repetir Christine Lagarde, resulta oportuno levantar la vista hacia Washington: esta vez el BCE se ha atrevido a rebajar antes que la Reserva Federal, pero no está claro que ose a despegarse demasiado de Estados Unidos.

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Los españoles no deben preocuparse por los depósitos

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07.06.2024

La política monetaria suele resultar más rápida y eficaz en su fase restrictiva que en la expansiva. A John Maynard Keynes se le atribuye la metáfora de una cuerda para explicar este asunto: un banco central puede tirar al subir el precio del dinero para embridar la actividad económica y frenar la inflación, a la hora de reactivar la economía, empujar una cuerda resulta mucho menos efectivo si hay crisis e incertidumbre de por medio. La buena noticia es que el Banco Central Europeo ha logrado acometer la subida de tipos de interés más drástica de su historia -cuatro puntos y medio en dos años- sin haber metido a la zona euro en una recesión con todas las de la ley.

La llamada “inmaculada desinflación” es un fenómeno inusual en la historia económica (la Fed de Alan Greenspan lo consiguió en los 90, si bien la tasa de inflación era la mitad y su naturaleza menos compleja), pero hoy parece cerca:........

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