A principios de los 2000, los periodistas económicos de Barcelona solíamos decir que uno, desde que una se levantaba por la mañana, hasta que se acostaba, se pasaba el día consumiendo “productos Caixa”: abría el grifo y pagaba a Aguas de Barcelona (Agbar), cogía el teléfono y facturaba Telefónica, ponía gasolina en el coche y lo ingresaba Repsol, pasaba por el peaje y eso iba a la Abertis, calentaba la casa y sonaba la caja de Gas Natural. ¡Si hasta eran accionistas de la editorial Grup 62 y de Port Aventura!

Aquella cartera industrial diversa, tan presente en el imaginario colectivo, fue mutando a través de desinversiones al calor, entre otras cosas, de la evolución de la normativas de las cajas y las presiones del Banco Central Europeo para que los bancos de deshiciesen de su participaciones industriales, penalizadas además por Basilea con mayores requerimientos de capital. Caixabank acabó saliendo de Repsol en 2019. Lo había hecho antes con Agbar y Abertis.

Lo que hemos visto estos días con Naturgy –y con Talgo– se antoja un dejà vu de aquella caja presente en todas partes. Criteria, el brazo inversor de La Caixa, acumula un patrimonio gestionado bruto de 26.500 millones de euros, según los datos de cierre de 2023. La cartera incluye las acciones en bancos (Caixabank, Inbursa, BEA), industria y servicios (Telefónica, los aparcamientos Saba, Naturgy y Aigües de Barcelona) y el negocio inmobiliario (InmoCaixa) y Cellnex. Tiene el cartel de se vende en Saba y está interesada en recomprar Agbar (que incluye el negocio del agua en España y Chile), hoy en manos del grupo francés Veolia.

Con la llegada de Ángel Simón como consejero delegado de Criteria, el brazo inversor de La Caixa, Isidro Fainé ha buscado un cambio de estrategia en Criteria. Simón busca más movimiento en la cartera y participaciones industriales en grupos españoles con proyección en los que tenga un papel activo en la gestión (y dividendo recurrente para financiar la Obra Social que obsesiona al banquero).

En ese contexto se entiende la negociación con el grupo emiratí Taqa para lanzar una opa amistosa por Naturgy que resuelva el bloqueo de los fondos que quieren salir (GIP y CVC) y el casi inexistente free float. La situación de Naturgy lleva a preguntas melancólicas, como, por ejemplo, por qué no fructificó una gran operación con Repsol, tan rumoreada, para crear un grupo conjunto más potente. En 2016 La Caixa y Repsol pusieron fin a su alianza en la entonces llamada Gas Natural en la que habían formado un poderoso núcleo duro con hasta el 60% del capital.

Pero el pasado, pasado está (al menos, hoy). Criteria y Taqa planean un acuerdo parasocial que blinde el proyecto industrial y la gestión en España y Criteria apuesta por mantener a Francisco Reynés al frente del grupo. La empresa española también puede ver mejoradas sus opciones con Agbar, habida cuenta de la trayectoria de Simón en Agbar, Suez y Veolia.

Los sectores prioritarios para Criteria son banca, telecomunicaciones, agua y energía, lo que lleva a uno a preguntarse qué pinta Talgo en todo esto. La firma se ha mostrado abierta a estudiar la entrada en el accionariado de la empresa española de la mano de un socio industrial ante el rechazo del Gobierno a la opa húngara de Magyar por los vínculos con intereses rusos que les atribuyen, operación en la que también podría entrar la SEPI. La sociedad presidida por Fainé ya es socio del Estado en Telefónica, donde acaban de elevar la participación mientras Caixabank la baja. Y, a su vez, el Estado es accionista de referencia de Caixabank a través del FROB.

En un momento de inquietud en el Gobierno por las empresas estratégicas españolas a tiro de opa de cualquier inversor extranjero, Criteria presenta credenciales. Fainé, de 81 años y renovando como presidente cuatro años más, y Simón, de 66, se ponen a la cabeza de la manifestación.

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Fainé y Simón se ponen a la cabeza de la manifestación

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19.04.2024

A principios de los 2000, los periodistas económicos de Barcelona solíamos decir que uno, desde que una se levantaba por la mañana, hasta que se acostaba, se pasaba el día consumiendo “productos Caixa”: abría el grifo y pagaba a Aguas de Barcelona (Agbar), cogía el teléfono y facturaba Telefónica, ponía gasolina en el coche y lo ingresaba Repsol, pasaba por el peaje y eso iba a la Abertis, calentaba la casa y sonaba la caja de Gas Natural. ¡Si hasta eran accionistas de la editorial Grup 62 y de Port Aventura!

Aquella cartera industrial diversa, tan presente en el imaginario colectivo, fue mutando a través de desinversiones al calor, entre otras cosas, de la evolución de la normativas de las cajas y las presiones del Banco Central Europeo para que los bancos de deshiciesen de su participaciones industriales, penalizadas además por Basilea con mayores requerimientos de capital. Caixabank acabó saliendo de Repsol en 2019. Lo había hecho antes con Agbar y Abertis.

Lo que hemos visto estos días con Naturgy –y con........

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