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El presente brasilero

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thursday

Desde nuestra perspectiva, la de la complejidad, por lo menos, pretendidamente, no podemos hablar del presente de una formación espacio-temporal-social; pues estas composiciones complejas singulares, que durante la modernidad fueron consideradas formaciones históricas, responden a complejidades integrales de simultaneidad dinámica. Sin embargo, lo hacemos, ponemos presente brasilero, usando este concepto de presente como metáfora; sobre todo, por razones de exposición. Esta aclaración nos deja libres para analizar e interpretar la coyuntura, usando el lenguaje acostumbrado, de manera metafórica.

¿Dónde comenzar? Si nuestra perspectiva no es lineal; no es pues un comienzo histórico; colocando antecedentes, en un empiezo expositivo, como para mostrar algunas condiciones históricas, sociales, culturales y económicas. Tampoco se trata de comenzar con una descripción de la estructura económica, como se acostumbra; incluso en el caso que tengamos varios cortes transversales, en el tiempo, para compararlos con el presente. No mejora la situación si apoyamos a esta descripción económica con una descripción social; así bien, el mismo caso, si comenzamos con la descripción social y la apoyamos con la descripción económica. Tampoco mejora mucho, si apoyamos ambas descripciones con una descripción cultural. Todos estos comienzos están dentro del paradigma temporal. Suponen el tiempo lineal, que ciertamente es prejuicio de los sentidos comunes, pero también lo fue del sentido científico de la modernidad y sigue siendo el sentido de las ciencias sociales y humanas, lo mismo, de la filosofía, cuando ya hemos ingresados a los horizontes de la episteme compleja.

Entonces, ¿por dónde comenzar la exposición? Por otra parte, hay otro problema, en relación a la perspectiva de la complejidad. La perspectiva de la complejidad no es determinista, ni siquiera en las versiones de la sobredeterminación o de la co-determinación. Por ejemplo, no puede situarse en plano de intensidad económico, encontrando que este plano determina al plano de intensidad social en conjunto; al plano de intensidad político, al plano de intensidad cultural, al plano de intensidad jurídico, al plano de intensidad “ideológico”. No mejora la situación si se dice que la determinación es indirecta y hay autonomía relativa de los otros planos. Pues lo único que se ha hecho es matizar el determinismo; pero, preservar el paradigma causalista.

La pregunta sigue vigente, ¿desde la perspectiva de la complejidad, por dónde comenzar? No es fácil. Se puede decir que se puede comenzar por cualquier circunstancia, pero, no linealmente, sino armando el tejido de la complejidad, de la manera más adecuada posible. Es cierto, esto se puede hacer. Empero, como puente, como hicimos en Gramatología del acontecimiento, comenzaremos con una exposición genealógica; es decir, con un análisis del presente efectuando una mirada retrospectiva del pasado. La genealogía, a pesar de ser crítica de la historia y crítica de la episteme de la modernidad, de todas maneras, se mantiene en la conjetura del tiempo; sino no se podría hablar de genealogía. Lo hacemos porque la genealogía contiene poderosos cuestionamientos a la concepción de temporalidad y la narrativa histórica.

Entonces comenzamos por el presente. Vamos a retomar las consideraciones de Boa Aventura de Sousa Santos sobre ciertas circunstancias sintomáticas del presente brasilero, el de sus conflictos recientes.

En el artículo El precio del progreso, de Boaventura de Sousa Santos, el conocido teórico crítico escribe:

Con la elección de la presidenta Dilma Roussef, Brasil quiso acelerar el paso para convertirse en una potencia global. Muchas de las iniciativas en ese sentido venían de atrás, pero tuvieron un nuevo impulso: Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente, Rio 20 en 2012, Mundial de Fútbol en 2014, Juegos Olímpicos en 2016, lucha por un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, papel activo en el creciente protagonismo de las “economías emergentes”, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur), nombramiento de José Graziano da Silva como director general de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2012 y de Roberto Azevedo como director general de la Organización Mundial del Comercio a partir de 2013, una política agresiva de explotación de los recursos naturales, tanto en Brasil como en África, principalmente en Mozambique, fomento de la gran agricultura industrial, sobre todo para la producción de soja, agro-combustibles y la cría de ganado[1].

Se señala no solamente una “ideología” progresista, por lo tanto, de “izquierda”, sino también una predisposición gubernamental. Esta “ideología” y esta predisposición se orientan al desarrollo de Brasil como potencia mundial, sobre la base de que ya es una potencia emergente industrial. Lo de potencia emergente es parte del discurso jerarquizador del orden mundial; lo de “ideología” progresista es como el imaginario político, construido por el PT en largas décadas de luchas sociales y organizaciones sindicales de los trabajadores. Si se quiere, esquematizando, la “ideología” progresista corresponde a las genealogías inherentes a los procesos de la formación social; lo de país potencia, corresponde a las genealogías en los ámbitos de relaciones de Brasil con la geopolítica del sistema-mundo capitalista.

La movilización popular condujo, primero, al proceso constituyente de 1988; después a la recuperación de la democracia, para continuar, en un tercer momento, con la victoria electoral del PT. Ambos procesos genealógicos, que llamaríamos, uno, genealogía interna, el otro, genealogía externa, si mantuviéramos este esquematismo dualista interno/externo; pero, no lo vamos a hacer. Si concedemos expositivamente comenzar con la genealogía; no podemos hacer lo mismo con el esquematismo dualista. Lo que diferencia al pensamiento complejo del pensamiento moderno, no es solamente su diferencia radical respecto al paradigma temporal, así como su diferencia radical con el determinismo, sino su diferencia radical con el esquematismo dualista.  Podríamos decir que de los paradigmas en uso en la episteme moderna, mencionando algunos, el paradigma temporal, el paradigma determinista, el paradigma dualista, es este último, el más estructurante del pensamiento moderno. Como hemos expuesto en otros ensayos, en la perspectiva de la complejidad, no hay interno y externo, no es sostenible este dualismo. En consecuencia, las dos trayectorias compuestas de las genealogías mencionadas son simultáneamente mundanas y singulares.

Para no hacer unas exposiciones largas de estas genealogías, partiremos de sus nacimientos, de sus emergencias, si se quiere, de sus momentos constitutivos. En Gramatología del acontecimiento[2] encontramos, en la interpretación hipotética, que el momento constitutivo de la genealogía política se da en el acontecimiento de la columna Prestes. Es en este acontecimiento de rebelión y levantamiento de la oficialidad joven, más vinculada a lo popular, y contraria a la dominación de la oligarquía “café con leche”; cuando parte de la sociedad alterativa de la formación social brasilera se insubordina contra el orden institucional impuesto, heredado del imperio brasilero. Podemos decir, que es cuando emerge parte de la energía nacional-popular y causa efectos estatales.

El segundo momento constitutivo de la genealogía política es la conformación del gobierno nacionalista de Getulio Vargas. A pesar de haber comenzado, su incursión política, ligado a la oligarquía, con la tarea de poner orden al desorden generado por las demandas sociales y a la agitación del Partido Comunista, este carismático caudillo, da el viraje hacia lo nacional-popular. En sus gobiernos se efectúan nacionalizaciones, por lo tanto expropiaciones de efecto estatal; se amplía la democracia; se promulga la ley del trabajo; se plasma una política de industrialización, retomando el proyecto de la burguesía industrial. De todas maneras, a pesar de los avances políticos, sociales y económicos, el Estado populista no resuelve los obstáculos anacrónicos plantados por la oligarquía, entre ellos, la persistencia obsoleta de la propiedad latifundiaria; ligada todavía al eje cafetalero, basado en la explotación masiva e itinerante de las fuerzas de trabajo arrendadas, fuerzas de trabajo que antes fueron las fuerzas sociales........

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