Alcides Lozada: el poeta larense que la tiranía lanzó al mar
Cuando el cuerpo de Alcides Lozada cayó al Mar Caribe, ya no era solo un poeta asesinado por la tiranía: era el símbolo luminoso de todo aquello que el gomecismo jamás pudo doblegar. La dictadura intentó borrar su rastro arrojando sus huesos a las profundidades, pero el eco de sus versos —y su muerte injusta— terminó sobreviviendo incluso al silencio que entonces parecía invencible.
Alcides Lozada nació en El Tocuyo, estado Lara, el 23 de enero de 1894. Su temprana inclinación por la literatura lo convirtió en una figura admirada en la región. Sus versos —que deslumbraban por su delicadeza y su visión del paisaje— se convertían en rutina de lectura popular: circulaban en hojas de periódico que los vecinos comentaban en las pulperías, en las barberías y en las boticas de la ciudad. La poética de Alcides, enamorada de los atardeceres barquisimetanos, se alimentaba de la luz, el silencio y la hondura humana de su tierra natal.
Entre la pluma del periodista y la memoria del cronista
Además de su vasta labor como poeta y cronista de lar nativo, Alcides Lozada fue el redactor principal del semanario de intereses generales Labor (1912-1919), una publicación fundamental en la vida intelectual de Carora. El semanario, fundado por José Herrera Oropeza, se convirtió en un espacio de discusión literaria, política y social durante uno de los períodos más dinámicos de la prensa regional. Lozada no solo contribuyó con su estilo analítico y directo, sino que configuró la línea editorial que caracterizó a Labor como un órgano de pensamiento moderno en pleno inicio del siglo XX.
Su influencia no se limitó a la redacción: también dejó huella en el mundo tipográfico. En El Tocuyo operó una imprenta propia, conocida como la “Tipografía de Alcides Lozada”, desde la cual se editaron obras literarias locales y textos de autores emergentes. Entre esas publicaciones........





















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