El presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski, quedará como aquellos peligrosos embusteros que prometieron ser el salvador de su pueblo y terminaron siendo su destructor. Como Hitler, presentado como el salvador de Alemania que llevó a ese país hacia su mayor catástrofe. Ahora en Argentina apareció también un “salvador”, el estrafalario y repulsivo, señor Milei, presentado como la solución a los males del país, y con engaño acaba de ser electo con amplio apoyo. Si aplica lo prometido llevará sin dudas a la destrucción de ese bello país, pero creemos que el idilio no durará mucho. ¿Qué tienen de común estos casos? Son fenómenos que surgen en circunstancias extremas, cuando profundas crisis originan una gran desesperación popular y la oligarquía económica, dueña de los grandes medios de comunicación, se aprovecha para imponer al verdugo de turno, mediante escandaloso engaño. Esos salvadores nunca llegan al poder para defender los intereses de sus pueblos, sino sus propias ambiciones personales.

Así fue que Zelenski llegó al poder, con gran apoyo mediático y financiero de un gran oligarca, prometió las cosas que quería oír el pueblo ucraniano como la paz en primer lugar, y una vez en el poder hizo todo lo contrario, pues se convirtió en marioneta del Gobierno de EEUU, la Gran Bretaña y del Occidente colectivo, que en lugar de la paz querían imponer la guerra contra Rusia. Pero en la medida que el desastre ucraniano avanza y se acerca su hora final, el nazifascista Zelenski curiosamente se está pareciendo más a aquel Hitler del bunker que divorciado de la realidad movía en un mapa y le cursaba órdenes a divisiones que no existían. Un Hitler insensible ante el sufrimiento de su pueblo y la total destrucción del país. El colapso militar ya es visible, pero Zelenski está enviando a una muerte segura a discapacitados, adolescentes, personas mayores de 60 años, y ni siquiera se salvan mujeres embarazadas. En algunos lugares del frente los soldados ucranianos viven una media de tan solo dos a tres días, pero les proporcionan drogas para embotar sus sentidos.

Si los ucranianos no lo detienen, Zelenski, bajo el mandato de Occidente, llevará al conflicto no solo “hasta el último ucraniano”, sino hasta la total aniquilación de Ucrania.