Con creciente pánico Occidente ha comenzado a ver visiones y se atemoriza ante el espectro que recorre al mundo, la imagen de una Rusia cada vez más poderosa e invencible. Los que imaginaban en 2022 a Rusia para esta fecha como un cadáver insepulto, se preguntan cómo fue posible que los planificadores de la Otan se equivocaran tan vergonzosamente. La arrogancia occidental y su catastrófica subestimación de Rusia, les están llevando inexorablemente a su derrota y a la victoria de Rusia que ya comienza a avizorarse en el horizonte.

En los primeros meses de 2022, Occidente apostaba por la resistencia ucraniana, errores de cálculo de la planificación militar rusa, la unidad occidental, la gran ayuda militar a Ucrania. La carta de triunfo principal serían las sanciones a la economía de Rusia, el congelamiento de sus reservas de oro y divisas y el ataque a los sectores de alta tecnología de su economía. Algunos ya consideraban que Rusia experimentaría una “derrota estratégica”. Pero ahora ha llegado 2024 y todo parece completamente diferente: las fuerzas rusas pueden resistir cualquier ataque en sus trincheras, la contraofensiva ucraniana fracasó, el futuro del Estado ucraniano es incierto. Las sanciones occidentales ya no parecen armas milagrosas. La economía rusa se contrajo ligeramente (un 2,2% en 2022), pero en 2023 reanudó su crecimiento. Rusia ha reorientado su comercio hacia Asia, las relaciones de Rusia con China están floreciendo en los ámbitos financiero, tecnológico y comercial. Países geopolíticamente indecisos como Turquía y los Emiratos Árabes Unidos están ayudando a Moscú a encontrar cómodos agujeros en su “aislamiento” económico.

Rusia está forjando nuevas alianzas militares con Irán y Corea del Norte. Según los analistas, en 2024 Rusia producirá más proyectiles de artillería que Estados Unidos y todos los países europeos juntos. Al tiempo que se están fabricando armas nuevas que superan ampliamente a la OTAN.

Rusia es ya la primera economía de Europa. En el sistema político ruso prácticamente ya no quedan representantes de la llamada facción “moderada”. El presidente Vladimir Putin logró superar los desafíos políticos internos a la sostenibilidad de su poder, y su liderazgo es imbatible.