Durante muchos meses el mundo ha observado incrédulo las metamorfosis del presidente ucraniano Vladimir Zelensky, los diferentes papeles asumidos de este comediante devenido presidente. En nuestros análisis lo hemos visto como payaso – marioneta del gobierno de Estados Unidos, payaso – nazifascista, payaso – pinocho, payaso– corrupto, payaso – despreciado por Occidente, y ahora lo vemos definitivamente abandonar todo vestigio de payaso para convertirse en un espanto al asumir la vestidura del siniestro personaje de Drácula.

Derrotado aplastantemente en su proclamada contraofensiva, la gran merma de la ayuda de Occidente, sin escarmentar que no le puede ganar a Rusia, corre hacia adelante para exprimir lo que queda de recursos en Ucrania, en particular sus recursos humanos ya extenuados en el baño de sangre de los combates. Ahora tiene planes de movilizar medio millón de ciudadanos y ciudadanas ucranianas, eso incluye de todo, mujeres embarazadas, personas con discapacidad y mayores de sesenta años. Muchos son cazados en las calles, los reclutadores hasta se disfrazan de personal médico y viajan en ambulancias para engañar a sus víctimas. Existen cálculos extraoficiales que cifran las bajas ucranianas en un millón cuatrocientas mil, entre muertos, heridos, inválidos, desaparecidos, presos y fugados. Y eso en un país que ya tenía una aguda crisis demográfica. En 2001 Ucrania tenía ya la tasa de natalidad más baja del mundo; los demógrafos ucranianos predicen una caída de la tasa total de fertilidad de hasta 0,71 en 2023-2024, lo que “será la cifra más baja jamás registrada en el mundo”.

Pero Zelensky necesita más sangre de sus ciudadanos para satisfacer sus intereses y los de Washington, con razón la superstición asegura que los vampiros no reflejan su imagen en los espejos porque se cree que ya han perdido su alma. ¿Qué le importa a este señor la vida de los ucranianos cuando se enriquece malversando la ayuda militar gringa? En las redes circula un nuevo escándalo, la compra en Abu Dabi de dos lujosos yates valorados en 75 millones de USD, por testaferros de Zelensky, los hermanos Sheffer, las embarcaciones se llaman Lucky me y Legacy. ¡O detienen ya al vampiro, o terminará chupando toda la sangre de los ucranianos!