El actual momento de controversia sobre el reclamo de Venezuela del territorio Esequibo acerca del cual existe una antigua aspiración fundada en justos títulos y antecedentes históricos, requiere una estrategia sostenida y coherente por parte de nuestra Cancillería. Ella debe realizarse con un ritmo sostenido el cual comprenda varios espacios y etapas simultáneas. Así creemos sería más contundente y efectiva la centenaria aspiración.
Un elemento a examinar sería el conjunto de factores de difusión de la aspiración hasta ahora signada por diversos ritmos y episodios. Ello nos preocupa porque nos da la impresión de que las circunstancias no encajan dentro de una estrategia que tiende a ser compleja.
Hasta ahora la Cancillería pareciera no haber ejecutado un plan coherente de difusión del reclamo legítimo. Nos hacemos varias interrogantes, que nos han motivado en otras reflexiones del complejo tema. Una de ellas es la carencia de una política global de difusión por parte del Estado ante instancias internacionales de las que forma parte, incluso ocurrió la circunstancia de no hacerse parte en el juicio instaurado por Guyana ante la Corte Internacional de Justicia que conoce actualmente del litigio por impulso del vecino país, en el cual introdujo un escrito de alegatos… Faltaría saber si la Corte los tomaría en cuenta con la debida profundidad lo cual es una incógnita muy importante.
Otro asunto que llama la atención es el no haber iniciado ante órganos internacionales acciones formales del complejo problema que habrá de resolverse. Pareciera haber actuado por reacción y no por iniciativa primaria en los derechos que la rodean en el conflicto centenario. Por supuesto que el Acuerdo de Ginebra de 1966 previó un procedimiento especial, de arreglo amigable, entre los países en litigio que no ha podido implantarse.
Nos preguntamos sobre el rol que podrían cumplir la ONU y la OEA. como entidades supranacionales de buenos oficios. Es una hipótesis que consideramos pertinente y que podría analizarse. El espacio no alcanza para su desarrollo por las variables que ella comporta.
Estamos en conocimiento de la actitud del secretario de la ONU, Gutérres, de remitir el caso a la Corte Internacional de Justicia como una hábil jugada inconsulta y de no comprometerse a considerarlo y a sabiendas de que esa ruta había sido descartada por ambos países en 1966.
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