La vida sigue igual (de mal)
El votante constitucionalista catalán ya puede encomendarse a todos los santos. El Parlamento catalán va a seguir siendo controlado por todos aquellos que, de una forma u otra, creen que esto de España es poco menos que el infierno y la Constitución un cuento de Lovecraft. La franja que va de las CUP a En Comú Podem, pasando por PSC, Esquerra, JxCat o PDeCAT, suma más que Vox, PP y Cs de calle. Por goleada. Y sí, vale que la abstención podría ser un detonante porque el votante no separatista es, con toda probabilidad, quien se ha quedado en casa; vale que la pandemia puede haber influido en las votaciones; vale que hacía mal tiempo. Pero la última razón es que el lazi acude a la urna como un creyente al oficio religioso y, en cambio, el que no lo es, pasa si no le ofrecen algo sólido.
Y lo cierto es que en el córner constitucional la solidez brillaba por su ausencia en buena medida. Con un PP que, a pesar de tener al mejor candidato al frente, tenía al enemigo en casa, un Cs que estaba cantado que iba a naufragar como aquellos barcos que describía Lorca, que buscan ser mirados para hundirse y un........
© Vozpópuli
visit website