La multitarea: ¿aliada o enemiga de la vorágine diaria?
Tengo muchas cosas que hacer. He vuelto de vacaciones y la mesa está atestada de documentos para firmar y el correo, lleno de mensajes “urgentes”. Encima, mi hijo y mi hija están a punto de cumplir años, lo que supone organizarles sus fiestas. Cuando intento ordenar las tareas en mi cabeza, rápidamente me invade este pensamiento: “Quiero crecer personal y laboralmente y ver crecer a mis hijos de forma consciente, pero no me da la vida para tanto”.
Quizá muchos lectores se han sentido identificados. ¿Cuál es la solución? Convertirnos en una “persona multitarea”, capaz de realizar dos o más tareas de forma simultánea y efectiva, como si de una máquina se tratase. De hecho, hace algunos años se acuñó el concepto aprendizaje multitarea (multitasking learning).
El planteamiento es el siguiente: si organizo la agenda con unos diez o doce quehaceres diarios, no solo podré cumplir todas las obligaciones y propósitos, sino también haré cosas que me gustan. Así me sentiré productiva. El resultado satisface tanto el componente conductual (realizar las actividades o tareas) como el emocional (al ser eficaz me siento mejor).
Ahora bien, intentar abarcarlo todo tiene un coste. Implica que nuestra protagonista vaya de un lado a otro llamando a proveedores del trabajo, o a la responsable de organizar las fiestas de cumpleaños. Que en el atasco desde el colegio........
© The Conversation
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