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En términos cualitativos el deseo de cambio ha experimentado un salto. Edmundo González Urrutia, desconocido hace unas semanas, ahora está en la mente de millones de venezolanos como la persona que tiene chance de ganarle a Maduro en forma contundente y ser presidente de Venezuela.

Algunos amigos, picados de frustraciones, advierten que el mandado no está hecho. Y es verdad. No se deben contar los votos antes de ser contrastados los comprobantes de voto con los registros emitidos por la máquina de votación. Uno, entre otros detalles que no puede abordarse con ánimo de proclamar la invencibilidad del régimen, minimizando las evidencias de una fortaleza que se resquebraja y sufre erosiones en sus bases fundamentales de apoyo.

No hay que ser triunfalistas porque afloja la actividad. Pero no se puede dejar de valorar que el optimismo objetivo es la energía que convierte la expectativa de triunfo en más disposición a votar, sumar nuevos respaldos y dar coraje cívico a la gente.

*Lea también: Venezuela sí puede ganar, por Simón García

El ascenso de la candidatura de Edmundo González Urrutia es impresionante. Tal vez su mayor gancho es no ser un experimentado político, su manejo de los temas con respuestas cortas, su apego a la sencillez y su entrenamiento profesional para dialogar y negociar en base a intereses y no desde posiciones rígidas.

Es no sólo un hijo de la educación pública, como se refirió recientemente a sí mismo, sino un ciudadano formado en democracia, lejos del hábito del mando de facto, de los reflejos autoritarios y de la facilidad para abusar cuando se tiene alguna clase de influencia en las relaciones y decisiones de poder. El mejor atributo de Edmundo González es su prudencia, producto de sus saberes más que de algún temor. Por eso su figura tranquila proporcionó alivio en medio de las repetidas batallas de los egos por aparecer con discursos extremistas e incendiarios frente a un pueblo que aspira vivir mejor y en paz.

Una imagen es eficaz si tiene soportes reales en el pensamiento y en la conducta de quien la proyecta, como lo demuestran las declaraciones y acciones del candidato del cambio útil a todos. Aceptó el tándem con María Corina Machado porque ella es la más poderosa expresión emocional de la corriente que ya no quiere ser gobernada por gestores de fracasos.

Pide ahora ampliar el liderazgo y lograr la incorporación más activa y coordinada de los dirigentes históricos, de los partidos de la plataforma y de los que fuera de ella pueden votar por su candidatura.

Necesita todos esos aportes porque ya recibió el endoso que le transfirió María Corina, en términos de votos cuantitativos. Pero para completar su representatividad requiere conquistar una franja de electores que no es susceptible de ese endoso y solo puede ser atraída por obre del candidato mismo.

Esta semana Edmundo Gonzáles Urrutia se afirmó como un líder con pensamiento propio y determinación para defender sus puntos de vista. Se comportó como el candidato de la unidad y no de una parcialidad. Definió al chavismo como un adversario político y no un enemigo. Planteó la necesidad de dialogo y la trascendencia de una negociación con el gobierno y otras instituciones del Estado, como la Fuerza Armada, para asegurar alternabilidad y gobernabilidad.

Advirtió sobre posibles intervenciones ventajistas del poder Madurista para mantenerse en él. La eliminación de la tarjeta de la MUD, la suspensión del proceso electoral o cualquier otra aventura que, en definitiva, reduciría la posibilidad de que el proyecto chavista asuma, desde la oposición, la democracia como valor y la Constitución nacional como ley superior. Y aumentaría los costos de permanencia de Maduro en Miraflores.

Eso no le conviene al país y como dirigente político responsable. Edmundo, tratará de evitarlo por todos los medios. Está dispuesto a mantener, hasta el final y por todo el centro, la vía electoral. Un cambio muy favorable para concentrarse estas semanas en explicarle al país su modelo de transición. Después se dispondrán de seis meses para lograr unir a toda la nación.

Simón García es analista político. Cofundador del MAS.

TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo.

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La afirmación de Edmundo, por Simón García

90 10
21.05.2024

X: @garciasim

En términos cualitativos el deseo de cambio ha experimentado un salto. Edmundo González Urrutia, desconocido hace unas semanas, ahora está en la mente de millones de venezolanos como la persona que tiene chance de ganarle a Maduro en forma contundente y ser presidente de Venezuela.

Algunos amigos, picados de frustraciones, advierten que el mandado no está hecho. Y es verdad. No se deben contar los votos antes de ser contrastados los comprobantes de voto con los registros emitidos por la máquina de votación. Uno, entre otros detalles que no puede abordarse con ánimo de proclamar la invencibilidad del régimen, minimizando las evidencias de una fortaleza que se resquebraja y sufre erosiones en sus bases fundamentales de apoyo.

No hay que ser triunfalistas porque afloja la actividad. Pero no se puede dejar de valorar que el optimismo objetivo es la energía que convierte la expectativa de triunfo en más disposición a votar, sumar nuevos respaldos y dar coraje cívico a la gente.

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