El pueblo es sabio - 1
Anochecía mientras trece almas cenaban. La atmósfera estrujaba sus almas mientras uno de ellos se retorcía inquieto, esperando recibir su recompensa. Terminada la cena, el hombre se levantó siendo seguido por los otros doce. Se dirigió, caminando lentamente, solo alumbrado por la luz de la luna que perfilaba las sombras entre las ramas de los olivos, a orar y esperar por su destino. ¡Qué ironía! El sabía lo que vendría.
Una multitud se acercó vociferando ¡Aprésenlo! ¡Mátenlo! Y rodearon al grupo. Uno de los trece se levantó de pronto y estampó un beso, a guisa de señal, en la mejilla de su jefe. Se cumplió lo convenido. La multitud se abalanzó sobre el hombre y sin misericordia lo agarraron a tiempo que lo golpeaban. Uno de ellos gritaba ¡maestro! ¡maestro! Y sacando su espada alcanzó a cortar la oreja de uno de los agresores. “¡No hagas eso!” Le espetó el maestro. “¡Cómo voy a cumplir los designios de mi Padre si les impides que me apresen!” Y poniendo su mano sobre la oreja cercenada del agresor, se la curó...
La multitud, enfurecida, condujo al hombre a empujones ante el gobernador; este lo envió a la autoridad vecina que, al no encontrarlo........
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