El difícil arte de gobernar
Para muchos -quizá el grueso de los colombianos- la definición de funcionario público incluye adjetivos como burócrata, ineficiente e incluso corrupto. Para un funcionario público, especialmente si ejerce algún tipo de poder, la mayor carga es demostrar estar libre de ellas. Ejercicio aún más difícil cuando la mayoría de quienes hacen la oposición difícilmente aceptarán virtudes al funcionario, corren tiempos de profunda polarización.
Para el funcionario el día de la posesión es de mayores alegrías. Inmediatamente, librará la batalla para mostrar gestión. Y eso es difícil. El aparato del Estado pareciera estar diseñado contra la ejecución. Si se suman temores a los organismos de control, normas, consultas y vistos buenos, restricciones y rigideces presupuestales, parecería casi milagroso ejecutar obras, planes y programas.
Sin embargo, aun en un país tan legalista como Colombia, es posible ejecutar acciones desde el Estado de manera eficiente. Tiene mucho que ver con el liderazgo de quien está en el cargo de mando y del equipo que lo acompaña. El estilo también importa: existe tanto el líder con talante arrasador, casi maltratador, como quien lidera de manera gerencial. En el primer caso, los subalternos responden por miedo; en el segundo, por........
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