Análisis del nuevo paquete de asistencia militar de los EE.UU. a Ucrania
La cámara de representantes de los EE.UU. acaba de aprobar un nuevo paquete de ayuda para Ucrania. En realidad, es un paquete que se relaciona con financiamiento a la ayuda militar directa o indirecta a los varios escenarios en los que EE.UU. está actualmente involucrado en forma determinante: Ucrania, Israel, e Indo-pacífico. El paquete de 95.000 millones de u$s ha sido aprobado luego de duras negociaciones con sectores del Partido republicano que negaban especialmente dedicar tantos recursos a Ucrania, y ponían énfasis en la cuestión de la frontera mexicana o Israel (y en la atención a China). El tema inmigración ha quedado separado del paquete; y además se especifica que los 60.800 millones que corresponden al tema ucraniano serán préstamos y no donaciones. Aunque hay una “trampa”, ya que se deja al presidente la posibilidad de condonar deudas en el futuro, lo que patea para adelante la cuestión y deja la responsabilidad política al partido que detente el gobierno más adelante.
El voto republicano se dividió con 112 votos en contra de los trumpistas, o los más firmes opositores y 101 a favor, aunque sin dudas existió una negociación que incluyó a Trump para que saliera este resultado. Sabemos de la oposición del caudillo republicano a continuar gastando dinero en la guerra con Rusia, y de su afirmación (exagerada sin dudas) de que él terminaría la guerra en una semana.
Sin embargo, es cierto que a partir de que comenzó este debate la presión para que se aprobara la ayuda ha sido muy grande. Desde hace meses una fuerte campaña destinada a operar sobre la opinión pública, habló en los medios, en diversos analistas o grupos de estudio vinculados al a defensa, insistiendo con el colapso ucraniano inminente sin ayuda inmediata, con que Rusia no se detendría hasta ocupar todas las repúblicas ex soviéticas y cosas similares. En ese contexto, la administración Biden ha enviado diversas ayudas directas (aunque claramente insuficientes) y ha presionado a Europa para que tome la posta de EE.UU. ; y se puede asumir que, si no ahora, muy probablemente el año que viene los EE.UU. dejarán de destinar esta cantidad de recursos (aunque no suspenderán la ayuda, eso también lo podemos afirmar) a los ucranianos.
Aun así, el presidente republicano de la cámara de Representantes, y opositor a la ayuda, Mike Jhonson justificó estos 61.000 m señalando que “el 80% irá a la reposición de armas y reservas estadounidenses”. Suponemos que se refiere a las armas ya usadas, averiadas, destruidas en Ucrania. Como también a volver a nutrir los arsenales semivaciados por las urgencias de las guerras en que se le pide ayuda. Los EE.UU. han enviado en varios momentos diversos tipos de ayuda (militar en mayor parte) con otros paquetes similares, consumidos en las batallas anteriores.
También es cierto que los arsenales occidentales en general se encuentran al límite. De hecho, los europeos (tanto sus existencias de armas y municiones, como sus ejércitos en concreto) han evidenciado estar totalmente fuera de capacidad de enfrentar una guerra como la que se da contra Rusia: convencional que requiere muchos hombres y armas, con grandes unidades de batalla y alto consumo de material militar y seres humanos. No es la misma situación de EE.UU., cuyo complejo militar industrial es mucho más activo. Tal es así que hoy está beneficiándose de la incapacidad europea de producir sus propias armas y de que estos occidentales deban recurrir a compras en EE.UU.
Sin embargo, los mismos Estados Unidos, venían manejando una doctrina en la que las guerras serían más “livianas”, más cortas y con menos consumo masivo de material pesado y hombres. Lo que incluso para ellos implica un cambio de prioridades, y reorientar el gasto, cuando debe además cubrir con urgencia las necesidades de Israel y aumentar su atención al Indo-pacifico frente a sus “adversario sistémico”: China.
Lo aprobado por los congresistas son 95.000 millones de dólares relacionados con conflictos externos. De esos 95.000, 26.400 son para Israel; por ejemplo: reposición para la “Cúpula de Hierro”, combustible, repuestos municiones etc. recordemos que el complejo militar israelí y su aparato militar funciona con inyección de recursos externos, no puede sostener un conflicto prolongado de cierta intensidad solo. 8.100 millones son para el indo-pacífico; para intentar equilibrar el cada vez mayor despliegue chino, aunque allí los aliados, Japón, Corea y Taiwán, son mucho más sólidos que Ucrania (y potentes económicamente más que Israel) y no están en una guerra abierta como el estado judío. Y 60.800 millones de u$s para Ucrania.
¿Cómo se discrimina esta ayuda?: 34.000 millones para “operatividad y mantenimiento”. Esto incluye unos 23.000 millones de dólares destinados a la reposición de armas, arsenales e instalaciones estadounidenses, y más de 11.000 millones de dólares que financiarían las actuales operaciones militares estadounidenses en la región. 5.610m para municiones, 3.110m para misiles y 4.400m para otros sistemas de armas. Todos esto va desde vehículos de combate (Bradley o Abrams, por ejemplo), hasta (especialmente) los sistemas avanzados que tanto se vienen reclamando en occidente y que eran parte de las necesidades indispensables mínimas planteadas en el “paper” critico presentado por el general Zalushny antes de su destitución. Nos referimos a las “armas salvadoras” como la munición inteligente Himars, o los misiles de precisión de mediano alcance Atacams -300 km- (supuestamente se entregarán unos 300, lo que permitiría a Ucrania atacar la retaguardia rusa, aeródromos y bases logísticas de los ejércitos). A esto habrá que agregar sistemas de defensa antiaérea (para el terreno de combate y para las infraestructuras clave) que son clave para enfrentar el total dominio del aire actual por parte de Rusia.
El resto del paquete a Ucrania va discriminado así. Para que disponga el Departamento de Estado y la USAID 11.620 millones. “Asistencia a Seguridad” 2.000 millones. Apoyo a la economía 7.900 millones. Otros apoyos económicos varios 1.600 millones. Y algunos ítems menores complementan el paquete que aparecen en “otros”. Hemos discriminado la asistencia “civil” de la “militar”. Aunque sin dudas toda es una unidad ya que Ucrania depende en todo para su funcionamiento de esta ayuda. Sin ayuda occidental la población no tendría luz, comunicaciones, la administración colapsaría, etc. Además, debemos tener en cuenta que ya en Ucrania existen fuerzas de las potencias occidentales. Sean disfrazadas como voluntarios, como asesores no publicitados, o como fuerzas especiales encubiertas. Estas fuerzas además de combatir, principalmente permiten la operación eficaz de sistemas muy diversos y nuevos, que los ucranianos difícilmente pudiera operar sin un periodo de entrenamiento. O, en el tema civil; cuando Rusia destruye la principal central generadora de energía de Kiev ¿cómo se reconstruye? Con la ayuda occidental, etc.
Es de destacar, complementariamente, una serie de datos que sirven para comprender esta cuestión de la ayuda y su eficacia o no. Primero, la mitad de la ayuda proporcionada a Ucrania hasta ahora ha sido europea, principalmente alemana, y después británica. Unos 85.000 millones de euros de la UE en su mayoría no directamente militar, y unos 70.000m de parte de los EE.UU. en un 60% militar. Pero Alemania ha proporcionado unos 22.000 millones más, también en su mayoría militar, y Reino Unido unos 16.000m de la misma composición (Francia por más que habla mucho apenas proporcionó unos 2.000 millones). Todo esto a enero de 2024. En los meses que corren hasta mayo la ayuda europea se ha intentado intensificar y en los EE.UU. se dio la discusión de este paquete (mientras tanto se enviaron algunas ayudas inmediatas de cientos de millones de u$s). La ayuda europea es proporcionalmente muy grande acorde a su PBI en los países de Europa del Este, aunque en volumen poco significativo.
El orden de los países del siguiente grafico de barras es: Unión Europea – EE.UU. – Alemania _........
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