Todo cambia, hasta los asuntos polÃticos. Un mal presagio para AMLO
AMLO, al final de su sexenio, está decepcionado; también se muestra preocupado. Su lenguaje corporal asà lo indica. Ãste no miente. La decepción tiene que ver con sus supuestos aliados: Dante Delgado y el tal Jorge Ãlvarez Máynez. Su asociación con ellos, que linda los terrenos de la ilegalidad, no está funcionando, o cuando menos, no como él lo esperaba.
Claudia Sheinbaum, su delfina, a la decepción suma la preocupación: en el primer debate no lo defendió en la medida en que él lo esperaba. Se limitó a quitarse los golpes, a defenderse; y, dadas las circunstancias, en el poco tiempo con que contó, tiró algunos golpes. No se atrevió a defender a AMLO y, mucho menos, hablando en plata, a ser su cómplice. Ella, como era de esperarse, salió con su domingo siete: habló de sus logros; no sacó la cara por ése a quien ahora ve como su exjefe; no dejó el pellejo en su defensa; tampoco salvaguardó, en la medida de lo esperado o de lo que él deseaba, la mal llamada Cuarta Transformación.
A AMLO no le faltan razones para estar preocupado y, en cambio, le sobran para estar decepcionado de unos y otra. No creo que esté decepcionado de la vida, pero sà de algunos en los que confió.
Obvio, por haber pasado sus mejores tiempos, AMLO, en el debate, no fue el actor principal. No tenÃa por qué serlo. El elenco y el texto de la obra han cambiado; todos, menos él, están enterados y de acuerdo con ello.
Se observa que AMLO estuvo........
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