Con esta «paremia»– o enunciado sentencioso, breve e ingenioso, que suele transmitir un mensaje instructivo, contener una verdad común, incitar a la reflexión intelectual o moral y producir un impacto emotivo– se nos quiere inculcar la idea de que en cualquier situación de la vida nunca hay que vacilar, sino que hay tener decisión y diligencia para no perder las buenas oportunidades que se nos presenten.

Estas nunca se repiten ni aparecen dos veces. Su origen se remonta a la mitología grecorromana, en la que se representaba, a la diosa «Ocasión» o «Diosa de la Oportunidad» como una bellísima mujer de larga y hermosa cabellera, que le cubría frontalmente todo el rostro y era calva por detrás, estaba puesta de puntillas sobre una rueda, con alas en los pies y un cuchillo en la mano derecha.

Está era la forma gráfica de simbolizar la dificultad de evitar perder una buena oportunidad cuando se presenta de frente y, así detener su curso, ya que era del todo imposible el poder agarrarla una vez que ya habia pasado.

El alcalaino Miguel de Cervantes también hace referencia al contenido de este dicho en el Quijote y, en franca alusión, a su fiel escudero Sancho, le dice: >. (El Quijote II, 31).

Si algo le gusta y mucho a «Sánch(o)ez Panza» es seguir muy a rajatabla el mensaje que nos quiere transmitir la conocida y antiquísima «paremia» de que ¡ la ocasión la pintan calva!, sobretodo si se trata de aprovechar al máximo cualquier ocasión y lugar en que se presente –venga de donde venga o no venga a cuento– bien sea, para atacar y acusar siempre al PP y a su jefe de filas, el presidente nacional Alberto Núñez Feijóo –«el invicto galego de Peares»– y, de paso, a Vox, por «trivializar» la dictadura franquista con sus leyes antimemoria histórica y democrática o bien para demandarle rabiosamente la dimisión inmediata y sin ninguna condición de «la popular» Isabel Díaz Ayuso, la nueva heroina «Agustina de Madrid» o, en su lugar, su fulminante cese –con efecto inmediato y sin marcha atrás– a Núñez Feijóo.

Durante el reciente acto electoral en Vitoria –junto al aspirante socialista a la lehendakaritza del País Vasco, Eneko Andueza– y siguiendo el mensaje de «la ocasión la pintan calva», ha vuelto a cargar una vez más–para variar– contra las leyes de la «antimemoria y de la discordia» y en contra de los gobiernos autonómicos donde gobierna el PP, en solitario o en comandita, con VOX y, los ha tachado de «reaccionarios».

Aprovechando esa misma ocasión –a la que la historia y la tradición aún la siguen pintando muy hermosa por delante pero calva por detrás–Sánchez y su mántrica camarilla se ha sentido muy, pero que muy «indignado» y herido en lo más profundo de su «honor» –que por cierto, al ser tan profundo, tan profundo… uno llega a dudar de que realmente exista y, muchas más que lo tenga– y, ha intentado justificar su injustificable y afectada pose de indignación, haciendo una alusión directa a lo que advirtió tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas de mayo y tras las generales de julio, donde fue «de facto y de iure» notoriamente derrotado –aunque de momento «no cautivo»– por «o invicto galego do Peares»– y, apostillando que en «su» progresista y sanchista España –bueno en la suya no, sino en la del inquilino del holandés palacete de la «Casa de la República» en Waterloo– la derecha del galego Feijóo y la ultraderecha del vasco-bilbaíno Abascal no se distinguen una de la otra y ambas dos conforman esos gobiernos «reaccionarios que pretenden reescribir la historia y equiparar la actual democracia (¿…?) con la dura y ya superada dictadura franquista»(sic).

El gran bufón de la corte de su «Sanchidad» –el «Patxi pá los amigos», su fidelisimo, servil y genuflexo portavoz– que sigue a rajatabla y a ojos cerrados hasta las más leves y surtiles insinuaciones de su amo y señor– también ha querido coger a la diosa «Ocasión» de frente para que no se le escape y ha vomitado –en el más puro «dialecto» castellano para que todo el mundo lo entienda y no en el euskera «oficial» — que ellos, el PP y VOX, son «los únicos creadores oficiales de los perniciosos bulos y los auténticos insultadores profesionales de «oficio» del entorno político y personal del presidente y les ha recordado que «Franco lo que hizo fue encarcelar, desterrar y fusilar a los que luego lo hicieron posible. Ese fue Franco y ustedes, son sus herederos»(sic).

¡Vaya, y yo que pensaba que a estas alturas de la película y de casi 49 largos años despues de su muerte ya había dejado de gobernar en España y que nuestra Constitución del 78 ya habia zanjado la Guerra Civil y aquellos duros y dictatoriales años de férrea autarquía! ¡Qué iluso y confiado he sido…!/

Y ahora resulta que, desde que el «nefasto» Zapatero, en el 2007, se sacó de la chistera la vengativa «Ley de Memoria Histórica» para reconocer y ampliar los derechos a favor de quienes padecieron violencia o persecución , por razones políticas, ideológicas, o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil y la Dictadura de Franco.

Posteriormente, ya en el 2022, –su alumno más aventajado y más ambicioso– Sánchez el «felón», volvió a meter la mano en la vieja, cicatera y rancia chistera para sacar otra igual de vengativa o quizá peor que la anterior, a la que llamó «Ley de Memoria Democratica». En ella se reconoce la persecución que sufrió la lengua catalana, se declara ilegal el régimen franquista, así como las condenas de sus tribunales, y se ilegaliza la Fundación Francisco Franco. ¡Aplausos y ovaciones varias!

Con ellas, ambos autarcas han desenterrado el hacha de guerra de la división entre españoles y de la separación entre sus comunidades territoriales hasta el extremo que a España –en palabras textuales del entonces todopoderoso Alfonso Guerra– hoy «ya no la conoce ni la madre que la parió».

¡Ojalá Guerra hubiera vaticinado otro augurio menos sombrío y más halagüeño … pues todos habríamos salido ganando y mejor parados ! Pero no, no se equivocó en lo más mínimo…y así nos ha ido y, sobretodo, nos va. No digo que nos irá…pues el futuro de España «es muy, pero que muy incierto y muy oscuro, aunque ya no trabajemos en el carbón», como nos cantaba la gran voz de Antonio Molina en la década de los 50 en la costumbrista película de Luis Lucía, «Esa voz es una mina».

Además, parece que la temida y temible sombra de Franco les acompaña siempre a todos ellos, en todo momento y, con suma frecuencia se olvidan que murió en 1975 y que ya va siendo hora de que dejen de acobardar y de amenazar al pueblo llano con su nombre, su persona y sus obras –como en el popular cuento musical de «Pedro y el Lobo», escrito por Sergei Prokofiev en 1936– aunque, claro está, esto no les sea nada rentable a sus anhelados y espurios objetivos.

Ni podrían echarle la culpa de sus propias miserias, chapuzas, deficiencias, mezquindades, mentiras, venganzas y … estas, son muchas y cada vez, más y mayores.
Conviene, sin embargo, recordar con Murphy que «todo aquello que puede empeorar, va a empeorar», sí o sí . Por eso hay que saber lo que debemos hacer para evitar que Murphy tenga razón una vez más.

Sanchez –sin soltarse de la cabellera de la diosa»Ocasion»– ha insistido con su habitual labia mántrica y ha reiterado que «su» Gobierno va a defender la «dignidad de las víctimas del franquismo y a la vez va a denunciar que frente a la amnésica Ley de Memoria Democrática banalicen la dictadura franquista, que frente al feminismo de Sumar banalicen la violencia de género o que frente al cambio climático banalicen sus pernicioso efecto invernadero» (sic).

Tampoco ha dejado pasar la ocasión– por como la pintan– para reiterar que el Gobierno de España apoyará oficialmente «el reconocimiento de Palestina como un estado de pleno derecho»(sic), contradiciendo así, abierta y públicamente, la negación del expresidente Aznar sobre la existencia de dicho estado palestino. «Lo bueno de cuando habla Aznar–vuelve a vociferar– no es que suba el pan, es que todos se quitan las caretas.Y esta es la derecha que tenemos»(sic).

Como queda bien patente, el presidente Sánchez no se pierde ninguna, ya que ¡la ocasión la pintan calva! y, por eso, todos los de su misma camada le siguen y le emulan como mansos «borregos», aún siendo, como son unos reales y auténticos lobos voraces para el partido de Génova 13 y sus perseverantes afiliados y resto de sus simpatizantes y amigos.

Y como todos ellos siguen estando frontalmente muy bien situados y bien agarrados a la calva «ocasión», en esta, unas veces — como antes dije– se exigirá, sí o sí, la dimisión o el cese para ayer, de Díaz Ayuso; otras, será acusando a Núñez Feijóo y a los suyos de ser parte integrante y pertenecer a la ilustre y reaccionaria casta de la «fachosfera»y, otras veces, las más, será arremetiendo en contra de todo «quisque» que no le baile el agua al son que él le marque y contra esa «derecha» –la misma que viene sufriendo «durante estos últimos seis años que llevamos en el Gobierno de España– la de Aznar, si se trata de política exterior; en contra de la de Abascal, si hablamos de derechos sociales; en temas de corrupción, lo que dicte la lideresa de Madrid, Ayuso y, si lo que preocupa es la economía, pues lo primero que se les ocurra»{sic).

Es muy frecuente que en la moribunda España de sus entretelas «ningún jorobado vea su propia joroba, sino solo la ajena». Esto es lo que le ocurre a Sanchez, a todo su ejecutivo y a la mayoría de sus altos y fatuos oligarcas. Es como si nos hubiera «mirado un tuerto» y nos hubiera hecho un malefico y politico mal de ojo.

Su ansioso enrocamiento al poder no es solo maldad, sino también soberbia, felonía, sectarismo, incompetencia, trilerismo, autarquía, desidia,
irresponsabilidad y nepotismo …que lo es. Además, este personaje es «gafe» y por eso –unido al resto de sus brillantes cualidades– todo lo que de él dependa, con toda seguridad saldrá mal, sea lo que sea.

Desde que controla el timón de la nave monclovita ha quedado suficientemente claro y demostrado que su único objetivo es mantenerse en el poder y ejercitarlo con «larga manu» –caiga quien caiga– para lo que utiliza las mismas malas artes que le condujeron a la poltrona de la Presidencia del Gobierno de España.

Sus mentiras, su habitual falta de escrúpulos y compromiso con la palabra dada, su total ausencia de prejuicios, su ambición sin límites y su personalidad psicopática –que adolece de todo tipo de empatía con las personas que sufren las consecuencias de sus pérfidos actos– son los principales y caracteristicos rasgos del nada ortodoxo comportamiento de este neo «caudillo» bolivariano– que aunque no se apellide Franco– solo le falta ponerse el fajín, porque el NODO y su repetitivo programa de TV «Aló Presidente», ya lo tiene… y ¿saben por qué…? Pues, ni más ni menos, porque ¡la ocasión la pintan calva! y , Sánchez no deja que se le escape ni una!… por la cuenta que le trae».

Nosotros deberíamos emular al senador Marco Poncio Catón, más conocido como Catón > y pronunciar alto y claro –como él solía hacer en todas y cada una de las sesiones del Senado de Roma con su eterno enemigo, Cartago– Cartago– nuestro más ferviente, anhelado y firme deseo de alejar a Sánchez de la presidencia del Gobierno, diciendole cada vez que la ocasión la pinten calva, el clásico mantra de:
>(¡Pedro Sánchez, deja de ser presidente!).

Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, Lcdo en Periodismo y ex senador por Murcia.

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«Para Sánchez «¡ la ocasión la pintan calva ! «

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09.04.2024

Con esta «paremia»– o enunciado sentencioso, breve e ingenioso, que suele transmitir un mensaje instructivo, contener una verdad común, incitar a la reflexión intelectual o moral y producir un impacto emotivo– se nos quiere inculcar la idea de que en cualquier situación de la vida nunca hay que vacilar, sino que hay tener decisión y diligencia para no perder las buenas oportunidades que se nos presenten.

Estas nunca se repiten ni aparecen dos veces. Su origen se remonta a la mitología grecorromana, en la que se representaba, a la diosa «Ocasión» o «Diosa de la Oportunidad» como una bellísima mujer de larga y hermosa cabellera, que le cubría frontalmente todo el rostro y era calva por detrás, estaba puesta de puntillas sobre una rueda, con alas en los pies y un cuchillo en la mano derecha.

Está era la forma gráfica de simbolizar la dificultad de evitar perder una buena oportunidad cuando se presenta de frente y, así detener su curso, ya que era del todo imposible el poder agarrarla una vez que ya habia pasado.

El alcalaino Miguel de Cervantes también hace referencia al contenido de este dicho en el Quijote y, en franca alusión, a su fiel escudero Sancho, le dice: >. (El Quijote II, 31).

Si algo le gusta y mucho a «Sánch(o)ez Panza» es seguir muy a rajatabla el mensaje que nos quiere transmitir la conocida y antiquísima «paremia» de que ¡ la ocasión la pintan calva!, sobretodo si se trata de aprovechar al máximo cualquier ocasión y lugar en que se presente –venga de donde venga o no venga a cuento– bien sea, para atacar y acusar siempre al PP y a su jefe de filas, el presidente nacional Alberto Núñez Feijóo –«el invicto galego de Peares»– y, de paso, a Vox, por «trivializar» la dictadura franquista con sus leyes antimemoria histórica y democrática o bien para demandarle rabiosamente la dimisión inmediata y sin ninguna condición de «la popular» Isabel Díaz Ayuso, la nueva heroina «Agustina de Madrid» o, en su lugar, su fulminante cese –con efecto inmediato y sin marcha atrás– a Núñez Feijóo.

Durante el reciente acto electoral en Vitoria –junto al aspirante socialista a la lehendakaritza del País Vasco, Eneko Andueza– y siguiendo el mensaje de «la ocasión la pintan calva», ha vuelto a cargar una vez más–para variar– contra las leyes de la «antimemoria y de la discordia» y en contra de los gobiernos autonómicos donde gobierna el PP, en solitario o en comandita, con VOX y, los ha tachado de «reaccionarios».

Aprovechando esa misma ocasión –a la que la historia y la tradición aún la siguen pintando muy hermosa por delante pero calva por detrás–Sánchez y su mántrica camarilla se ha sentido muy, pero que muy «indignado» y herido en lo más profundo de su «honor» –que por cierto, al ser tan profundo, tan profundo… uno llega a dudar de que realmente exista y, muchas más que lo tenga– y, ha intentado justificar su........

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