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Un cuento limeño: el segundo brindis
Casi no podía soportar tanta felicidad mientras abría un vino, dispuesto a un segundo brindis solitario en su oficina de la ONG HCK por la estupenda noticia que acababa de llegar. “Nunca pensé que iba a ver a esos dos morir así, uno tras otro. ¡He cumplido el propósito de mi vida, carajo!”, pensaba Guido Gorrino Iceberg mientras acariciaba su barba.
MIRA: “Y escuchando al Terror a través de las paredes” (Ginsberg, El Aullido )
Se asomó por la ventana a respirar hondo para calmarse. “¡Qué rico es trabajar........
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