Recuerdo que en el siglo pasado, la dictadura de Banzer Suárez, con el lema de orden, paz y trabajo, pretendió eliminar feriados, pero imposible los carnavales, que es una de las fiestas más celebradas, por ser una costumbre muy arraigada en el pueblo.

Lo que debe hacerse, es mejorar, sobre todo la organización, porque las contingencias de la naturaleza no se pueden prever ni evitar. Me alegra e impresiona, que la mayoría haya continuado bailando a pesar de la lluvia y otros contratiempos, como la indisciplina de alguna gente.

Envidia cómo el público que asiste al Carnaval de Oruro puede apreciar cómodamente el espectáculo, sin interferencias.

Una de las facetas negativas del Corso es que se permite caminar a personas que parecen estar sin rumbo, estorbando la visual de quienes compraron sillas o graderías.

Planificación y organización deben merecer la atención preferencial de autoridades, para mejorar la imagen de la festividad.

Es inadmisible que una actividad convocada para reunirse, celebrar y olvidarse de las preocupaciones cotidianas, culmine a las tres de la madrugada, por algunos grupos que se consideran privilegiados y se les ocurre prolongar su participación, sin consideración a otros participantes.

Los funcionarios o “voluntarios” que cooperan deben recibir información e instrucciones claras, para cumplir eficientemente con su fatigosa labor, con incentivos económicos o días de vacación, con turnos que no deben exceder las seis horas.

Es fundamental que el Corso comience a la hora programada y que los llamados “jaladores” cumplan su rol -más la Policía- en la tarde y noche, más que en la mañana, donde participan soldaditos disciplinados.

La mayor crítica que recibe cada año esta fiesta, consolidada y perfectible, es que perjudica el tránsito en la zona involucrada, pero ¿hemos pensado el porcentaje de la población afectada directamente? Creo que no alcanza al 20 % entre organizadores, bailarines, público, vendedores, transportistas, etc.

Entonces, el mentado perjuicio es mucho menor del que proclaman algunos. Lo que nadie puede soslayar, es que la fiesta moviliza la economía local, por lo que solo corresponde tomar muy en serio la organización del Corso el próximo año, que será el sábado 1 de marzo.

Mis circunstancias

MOISÉS REVOLLO

Periodista deportivo

[email protected]

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Claroscuros del Carnaval cochabambino

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22.02.2024

Recuerdo que en el siglo pasado, la dictadura de Banzer Suárez, con el lema de orden, paz y trabajo, pretendió eliminar feriados, pero imposible los carnavales, que es una de las fiestas más celebradas, por ser una costumbre muy arraigada en el pueblo.

Lo que debe hacerse, es mejorar, sobre todo la organización, porque las contingencias de la naturaleza no se pueden prever ni evitar. Me alegra e impresiona, que la mayoría haya continuado bailando a pesar de la lluvia y otros contratiempos, como la indisciplina de alguna gente.

Envidia cómo el público que asiste al Carnaval de Oruro puede........

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