La gaveta más grande de Cuba
“¿No tendría más sentido aprovechar y estimular la infinita cantera de cultura, conocimiento y creatividad de nuestro pueblo? (…) Un programa de estímulo y apoyo a este tipo de economía debía ser una de las prioridades….”
Carlos García Pleyán, La Habana: ¿Y después del 500, qué?
El edificio más alto de Cuba y segundo del Caribe insular tiene un gran voladizo proyectado por un gran ingeniero y también querido profesor, Alejandro Silva González. Para muchos, la forma del voladizo, que tendrá la función de solárium, les recuerda a una gran gaveta abierta en un armario. Es un elemento que rompe, de alguna manera, con la monotonía de la torre acristalada, muy comentada y criticada por diversas razones.
Pero no es esta gran ‘gaveta’, el voladizo más grande de Cuba, el motivo principal de mi reflexión. La gaveta a la que me quiero referir no es tan visible ni tiene dimensiones tan definidas. Más bien es una gaveta imaginaria, sin fondo, o para ser más directo, son miles de gavetas físicas o virtuales a donde van a parar la mayor parte de las buenas ideas, proyectos e iniciativas en Cuba. Son las depositarias de todo lo engavetado.
En el mes de noviembre asistí a varios eventos y presentaciones relacionados con la arquitectura, las energías renovables y la construcción. Las presentaciones fueron interesantes, informativas y hasta inspiradoras. Trataron sobre posibles caminos para mejorar el diseño arquitectónico y urbano, proveer a la ciudad de un ambiente más resiliente ante el cambio climático, integrar fuentes renovables de energía en las ciudades, utilizar materiales naturales como la madera y el bambú, implementar sistemas constructivos acordes a las necesidades del país y la enorme demanda de viviendas, entre otros.
En todos los eventos se evidenció la alta preparación y entusiasmo de los ponentes y el deseo de colaborar con otras instituciones para llevar a cabo sus ideas y proyectos. Sin embargo, en los distintos debates realizados, también se llegó a un punto muerto, ese que no permite avanzar y desenredar los muchos nudos que existen entre la ciencia y su impacto en la vida en Cuba.
En más de una ocasión el público preguntó qué hacía falta para que todas esas maravillosas ideas y estrategias se implementaran; para que, al menos las de mayor eficacia y sin altos costos, contaran con apoyo institucional y financiamiento. Se cuestionaban por qué, si su beneficio era mucho mayor a largo plazo que su inversión inicial, no llegaban a ver la luz.
Entonces, para evitar entrar en el menos científico terreno de la política, la discusión se quedaba en lo que siempre se suele decir: es que todos estos estudios y resultados los hemos expuesto y entregado a los ministerios, a las instituciones afines y todo se queda engavetado.
En la Facultad de Arquitectura, por ejemplo, y muy seguramente en muchas otras facultades, se realizan investigaciones de alto valor científico y social, que no solo pudieran contribuir al rescate del patrimonio construido, sino también a la calidad medioambiental, a la resiliencia de zonas vulnerables a fenómenos climáticos extremos y al mejoramiento de las condiciones de vida y acceso a la energía y alimentos en barrios precarios.
Cada año son miles de horas de trabajo, esfuerzo, conocimiento y propuestas echadas al vacío de esa gran gaveta sin fondo.
La Facultad de Arquitectura participó activamente en los planes de revitalización de barrios llamados vulnerables después de las protestas del 11 y 12 de julio de 2021. Muchos estudiantes y profesores experimentados elaboraron proyectos para mejorar las condiciones, tanto físicas como ambientales y estéticas. Diseñaron espacios de interacción, de juegos, organizaron la circulación, propusieron vegetación, diagnosticaron las viviendas más críticas y llamaron a la población a participar.
En algunos casos se realizaron acciones en correspondencia con lo diseñado, pero en muchos otros también se engavetaron las propuestas o las mismas autoridades se adelantaron y emplearon el presupuesto de forma apresurada y sin los resultados esperados.
Es decir, ante el llamado urgente de la........
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