La dispersión del artista
Todo arte, todo pensamiento, toda actitud es reflejo de la sociedad a la que pertenece. La sociedad de hoy en día es la sociedad del consumo, de lo cambiante de manera constante, una sociedad líquida como la definió Bauman. En esta sociedad se valora el experimentar vivencias, el estar permanentemente ocupado en algo, y ese algo se convierte en un proceso interminable donde lo que importa no es tanto el resultado como el que hagas algo. Porque ese hacer algo incesantemente te lleva irremediablemente al consumo.
Nos hemos vuelto devoradores de toda propuesta, de todo lo que se nos ponga delante. La gente se aburre a la mínima y desecha al poco cualquier novedad porque enseguida surge otra supuestamente mejor. Se dice incluso que el fracaso es no hacer, no intentarlo, no estar continuamente probando cosas. No interesa que finalices nada, ya que te harán ver que el resultado final puede que sea vulgar, repetitivo, ya visto, para nada sorprendente. Insistirán que lo importante es que muestres cómo lo haces, cómo lo intentas, cómo estás ocupado, y si además te muestras incomprensible, poco claro, los expertos lo van a entender como un reto intelectual el lograr entenderte.
Estamos rodeados de supuestos entendidos que necesitan constantemente la droga de lo nuevo para que no se aburran, y para ello realzan las propuestas supuestamente ininteligibles para el común de los mortales. Estos intelectualoides sufren el mono de parecer realmente........
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