Desolación
Lo peor aún queda por llegar. La desgracia devastadora de la DANA en la Comunidad Valenciana espera a conocer la sacudida de nuevas decenas de víctimas, ahora bajo la tibia esperanza de su desaparición, y de una reconstrucción mastodóntica sin plazos. Una tragedia humana, social y económica que tapona a duras penas un enconamiento político larvado y que tampoco tardará en implosionar. Una catástrofe que irradia una inmediata solidaridad por encima de otras mezquindades como el desaprensivo pillaje y el oportunismo partidista. Una hecatombe coincidente con el patético desgaje de la mayoría que invistió a Sánchez, en este caso por sus antagónicos y entrecruzados intereses y estrategias sobre el abigarrado paquete fiscal del Gobierno.
Cunde la desolación. El cruel azote de la naturaleza enluta demasiadas vidas. Hasta desborda la capacidad de respuesta eficaz de un Estado. Instaura un clima de zozobra y desesperación jamás conocido, superior incluso al 11-M. El examen más exigente para una clase política a la que semejante desastre pilla despellejándose sin piedad. Nada más desalentador moralmente que........
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