Insultos e ignorancia de la mano
Ya he dejado antes bastante claro que el ministro Marlaska no es santo de la devoción de quien junta estas letras. Pero, una vez más, los insultos tabernarios con que le despidieron un pequeño grupúsculo de alumnos de la Universidad de Navarra –maricón, hijo de puta, corrupto y el absurdo que ¡te vote Txapote!–, están fuera de las reglas mínimas del derecho a la protesta o de la discrepancia política. Marlaska acumula un historial de hechos y decisiones que, a mi juicio, le deberían inhabilitar para estar al frente del Ministerio de Interior. Entre las piedras de su mochila las sucesivas condenas del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por negarse a investigar denuncias por torturas de personas detenidas o la masacre de inmigrantes en la valla de Melilla. Pero seguramente esos estudiantes desconocen todo del historial........
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