Estoy seguro de que él no eligió la fecha, pero el 20 de noviembre partió discretamente mi amigo Paco Marín Guruceaga, dejando a quienes le apreciábamos un vacío que ahora llenaremos con sus recuerdos. De ser mi profesor de Física del grupo de Ciencias que me quedó pendiente en el Preu, en su Academia Aries, en vida del ferrolano, pasó a entrañable amigo en las tertulias políticas que los primeros viernes celebramos durante muchos años, junto con otro antiguo alumno y físico también andoaindarra, sin excluir periódicas incursiones gastronómicas por distintos puntos de la geografía guipuzcoana en compañía de otros ilustres personajes del mundo político. 

Paco era un donostiarra innovador y un experto en la gestión educativa. Cofundador del colegio Ekintza y del colegio Mayor Olarain, fue el muñidor en la sombra del hermanamiento de Donostia con Marugame (Japón) en 1990 y, entre otras muchas genialidades, rescató el proyector Ossa del cine Elizondo de Zestoa para exponerlo en Olarain, junto a una serie de bártulos e imágenes de la historia reciente donostiarra.

Se ha ido, en el sentido machadiano de la palabra, un hombre bueno. Que la tierra le sea leve.

Recuerdo que, en una de aquellas tertulias, comentamos la indiscreción del senador popular Ignacio Cosidó, antes alto cargo policial, de que “ya tenía controlada la Sala Segunda desde........

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