Domènec García

Tras el 4-0 contra el Getafe creímos en una reacción positiva del Barça en la recta final de la Liga. Pero a solo siete días nos topamos con la realidad: aquello fue un espejismo porque ante un Athletic con suplentes, los jugadores nos dedicaron un partido nefasto, con solo dos disparos entre los tres palos, lo que sumió al barcelonismo en el desespero.

Ese estado no es sino el reflejo de lo que hay puertas adentro de un club con su economía colapsada tras prohibir la LFP vender más patrimonio y fallar algunas palancas. Los hechos por arañar algún euro son claros: la gira (parece que sin éxito) de Laporta por los emiratos; el despido de más de 100 trabajadores; el cierre del Barça TV; el adiós a los Messi, Alba, Busquets y Piqué porque cobraban demasiado; la exigencia de que Lewandowski jugara en Amberes para ingresar más, caso de victoria (luego se perdió); dejar entradas de Montjuïc a mitad de precio; el intento de llevar que el baloncesto al Sant Jordi (que topó con la oposición del propio equipo); valorar en 400 millones Barça Studios cuando factura menos de medio millón al año; dejar de pagar taxis en el fútbol base; no abonar la nómina de los e-Sports; los avales de Laporta y el tesorero Olivé para tener ‘fair play’ para fichar; la pretensión de cotizar en el Nasdaq neoyoquino…

A esto cabe unir la fuga de cerebros en la cúpula, el fracaso de Montjuïc y el desafío a Nike para convertir el club en fabricante. En fin, un alud de bandazos y ocurrencias que están pagando hasta los más inocentes: los canapés del palco.

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Estado de desespero

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06.03.2024

Domènec García

Tras el 4-0 contra el Getafe creímos en una reacción positiva del Barça en la recta final de la Liga. Pero a solo siete días nos topamos con la realidad: aquello fue un espejismo porque ante un Athletic con suplentes, los jugadores nos dedicaron un partido nefasto, con solo dos disparos entre los tres palos, lo que sumió al barcelonismo en el desespero.

Ese estado no es........

© Mundo Deportivo


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