Entrevista a Reyes Mate. “El español, cuando se define, necesita excluir”
El ensayista Reyes Mate cuenta que Tierra de Babel. Más allá del nacionalismo (Trotta, 2024) surge de dos factores. En primer lugar, colaboró varios años en El Periódico de Cataluña y durante el procés pudo ver el impacto del nacionalismo, cómo cambiaba y condicionaba a los intelectuales. Por otro lado, estaba su interés por “la cultura diaspórica”, donde el tema del nacionalismo siempre está presente.
La cultura de la diáspora, explica, “es la renuncia a tener un Estado, a tener un espacio donde se realizara una pertenencia ligada a la tierra, y la búsqueda de una alternativa. Eso es un dato histórico, pero también es un tema constante y presente en los pensadores judíos a lo largo de la historia, por lo menos los que yo he frecuentado. Siempre había un testimonio de su experiencia, de los límites de la figura de la pertenencia, y también sobre las posibilidades de una alternativa”.
Habla más de nacionalismo que de pertenencia. Es una idea más amplia.
Cuando hablamos de nacionalismo, estamos pensando en los vascos o en los catalanes, como mucho en el nacionalismo español. Yo incluyo toda aquella forma de identidad ligada al territorio, y que es exclusiva y excluyente. El nacionalismo, en este sentido, es el Estado, es la nación, es la patria, y todo eso lo englobo bajo la figura de la pertenencia. Lo que me interesa es por qué tiene tanto prestigio esa figura. Se ve perfectamente en la historia de la filosofía política. Vertebra el pensamiento occidental. Y yo tenía claro que ese prestigio de la pertenencia era discutible.
Hace un salto de Aristóteles a Hegel.
Hay una frase central en la filosofía política de Aristóteles, que es cuando dice que el ser humano es un ser político. Todo el mundo lo ha interpretado como que el ser humano necesita de los otros, está predispuesto a la convivencia. Hay este sentido un poco sociológico de la idea, pero me parece que lo importante es la segunda parte de la frase, donde dice: y el que no es esto, no es un ser humano. Identifica la pertenencia a la polis con la posibilidad de ser humano.
A partir de ese momento se condena al apátrida, al exiliado, al que no tiene polis, a ser o menos que un ser humano o más que un ser humano, u otra cosa que un ser humano. Eso en Hegel llega a su culmen, porque el Estado hegeliano sería el final de todo este proceso, de esta figura política. Es la totalidad ética, la perfección ética porque según él se consigue aunar en una forma dos momentos sustanciales de la convivencia: la realización del individuo y el interés general. Esto es lo que nos hemos creído. Con esta ideología operamos, y yo quería analizarla críticamente.
¿Por qué es importante Marx en esta historia?
Cuando Marx analiza las posibilidades del Estado moderno, es decir, el Estado que puede resolver la cuestión judía, porque por fin hace abstracción de las ideologías de las personas y cualquier nacido en ese territorio puede ser ciudadano, dice que así se consigue la emancipación política. Hasta ese momento habían sido discriminados irracionalmente, porque eran como los demás, nacidos en ese territorio, hablaban esa lengua, pertenecían a esa cultura y eran discriminados por su raza. El Estado laico resuelve el problema de la discriminación histórica y él lo celebra. Pero es insuficiente: frente a la emancipación política está la emancipación humana. El Estado laico convierte al judío en ciudadano, pero discrimina a otro: levanta otra frontera, no solamente para distinguirse de otro, sino para excluir a otro.
Una de las fuentes del nacionalismo es el romanticismo. En el libro me ha llamado la atención el énfasis que da al tiempo. La Ilustración, dice, tiene una visión racional, universalista, un poco estática. Los románticos alemanes rescatan ese componente temporal.
Reconocemos un gran valor a la Ilustración, pero lo que ve el romanticismo son sus fallos, y los fallos son el desconocimiento del sentimiento, de la importancia de la comunidad y de la importancia del tiempo. El romanticismo establece una relación entre cualquier respuesta política a los problemas y el contexto de los ciudadanos. El romanticismo es el padre del nacionalismo moderno, le da una conformación temporal, adecuada a las circunstancias de cada sitio. Por eso hay un romanticismo alemán, uno francés y un romanticismo español. Y cada uno de ellos alumbra un tipo de nacionalismo diferente. Dedico unas “iluminaciones” a cada uno.
Las iluminaciones profanas: el método del libro.
No quería hacer un libro de historia, quería hacer un libro de filosofía. Y la filosofía se puede permitir una iluminación. Al final, la fuerza de la filosofía es la lógica del discurso que hagas, no las citas en las que te apoyes o los datos que des, sino que la interpretación que haces de los hechos tenga sentido. Eché mano de esta figura benjaminiana de la iluminación profana. No iba a discutir con los aristotélicos o los hegelianos una frase, iba a hacer una interpretación, creo que tan sensata como la que cualquier otro pueda ofrecer. Es una especie de fogonazo.
Habla de la identidad de los españoles y de las teorías de Américo Castro.
La interpretación de Américo Castro es muy interesante. La idea fuerte es que este país y el español se construyen sobre un mito y una negación. Se construye sobre un mito, es decir, la identificación del ser cristiano con el ser español, que es un mito gratuito, porque no tiene ninguna base histórica. Cuando a partir del siglo XIII, XIV, XV se plantea que el español es el cristiano viejo y el cristiano, se declaran extranjeros al judío y al morisco. Pero el judío llevaba más tiempo aquí que el cristiano, desde el siglo i, y el árabe llega casi al mismo tiempo que el cristiano, que viene con los godos, tras la caída del Imperio romano. Entonces, ¿cómo justificar este mito de que el español es el cristiano y no el judío o el árabe? Pues a través del mito de Santiago Apóstol, que dice que hay que justificar que el cristianismo es una religión autóctona. Según este mito, el cristianismo tiene dos fundadores, en Palestina es Jesús, y aquí en Occidente es el hermano mayor de Jesús, el apóstol de más prestigio.
Se inventa todo eso de que vino a evangelizar y lo trajeron luego los ángeles o no sé quién. Se construye todo un mito que sirve para justificar la guerra de expulsión de los árabes y musulmanes y, al mismo tiempo, para identificar lo español con lo cristiano. Esa idea de Américo Castro me parece extraordinaria y en el fondo no hemos salido de ella.
Yo creo que el........
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