En el Congreso aún no han salido a vacaciones. Por estos días, en los pasillos y las oficinas de los dos edificios legislativos hay reuniones, cafés e intentos de persuasión para determinar cómo van a quedar las mesas directivas de las siete comisiones de Senado y Cámara, y sus respectivas plenarias.

Aunque en la mayoría de casos se van a respetar los acuerdos firmados entre los partidos al inicio del periodo, también habrá incumplimientos. De lo que ya está definido, el gobierno de Gustavo Petro tiene de dónde agarrar para decir que puede contar con aliados en comisiones clave.

La definición de los pulsos que quedan, especialmente la presidencia de la Cámara entre Katerine Miranda y Martha Alfonso Jurado, o la taquillera Comisión Primera del Senado, entrará en las tareas de quien llegue al Ministerio del Interior, si es que se confirma la salida de Luis Fernando Velasco en medio del remezón del gabinete.

Por lo pronto, así pintan las comisiones una a una.

Las comisiones primeras son estratégicas para el tercer tiempo del gobierno Petro. Es la que se encarga de las reformas constitucionales. Por ahí, desde el 20 de julio deben pasar el nuevo intento de la reforma estatutaria de educación, la de justicia, la reglamentación de la jurisdicción agraria y algún intento de reforma política.

En la de la Cámara se respetarán los acuerdos y la presidencia será para el partido de La U. La escogida para esa dignidad es la representante de Córdoba, Ana Paola García, quien en la pasada legislatura estuvo del lado del gobierno votando la reforma a la educación, que luego se cayó en Senado, y la creación de Ecominerales.

García es abogada y especialista en Derecho Administrativo, Contratación Estatal y es magíster en Gobierno y Desarrollo de Entidades Territoriales. Está en su primer periodo. Se lanzó a la Cámara como fórmula de Julio Elías Vidal, hermano de Bernardo “El Ñoño” Elías y miembro de una las familias más poderosas de Córdoba. Ambos quedaron electos con el Partido de La U, García logró 57 mil votos.

En la del Senado es panorama es incierto para los intereses del gobierno. Esa fue la primera comisión en romper los acuerdos hechos en 2022. El año pasado, según lo acordado, la presidencia le correspondía al Pacto Histórico, quien se la jugó por Alexander López, pero pasó que se armó un bloque entre senadores de Cambio Radical, La U, Conservador, Centro Democrático y una facción Liberal para elegir al conservador Germán Blanco.

Con ese antecedente hay dudas si definitivamente lo pactado se quebró. Si el cuadro original se retoma, la presidencia del tercer año correspondería a la Alianza Verde. Ahí quien ha reclamado el espacio es Ariel Ávila, un aliado del gobierno en temas de paz. Sin embargo, La U sostiene que no hay tal compromiso y están reclamando el poder, bien sea para elegir a Alfredo Deluque o Julio Elías Chagui.

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