La constituyente de Petro
Ayer, en Cali, el presidente de la república habló, por fin, de la posibilidad de hacer una Asamblea Nacional Constituyente para reemplazar a la Constitución de 1991.
Digo “por fin” porque varias personas han venido advirtiendo desde hace meses que el presidente, frustrado por la inoperancia de su gobierno y porque las otras ramas del poder, ejerciendo sus funciones constitucionales, le han hecho contrapeso a su voluntad, estaba dirigiéndose ya no a denunciar supuestos “golpes blandos” y “rupturas institucionales” imaginarias, sino, él mismo, a romper la institucionalidad y a tratar de llevarnos a una constituyente, acaso disimulada en la negociación de paz con el ELN.
Es curioso que la misma semana en que condenaron a Rodolfo Hernández por un escándalo de corrupción, Gustavo Petro haya destapado la carta de la constituyente. Esta semana, entonces, se confirmaron los peores miedos de la campaña de 2022: que uno era un corrupto y que el otro sí estaba dispuesto a destruir las instituciones que juró proteger. Vaya “paradoja vergonzosa”, por citar al embajador de Colombia en Inglaterra.
(Esta semana, vale la pena recordar, La Silla publicó un artículo con indicios claros de que en este gobierno también hay corrupción a gran escala).
Por supuesto, las declaraciones del presidente en Cali no se dieron en el vacío. Responden a un escepticismo viejo que él tiene sobre la Constitución de 1991 y sobre el modelo económico que la Constitución permitió. Ya el presidente había dicho que identificaba un “enemigo interno” a su gobierno en el sistema jurídico, en los pesos y contrapesos, en la regulación y en los procedimientos legales. Ya el presidente había dicho que, por ser el Jefe de Estado,........
© La Silla Vacía
visit website