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Incultura

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18.08.2024

En el waterpolo seis jugadores de campo acompañan al portero: cinco forman el arco y otro, el más singular, está en la boya. En Ourense tenemos suerte porque Germán ocupa esa posición. Sus 180 centímetros y 115 kilos lo hacen ideal para ello. A nadie que sepa de qué va esto se le ocurriría llamarle gordo. Y es que resulta hipnótico ver como emerge de las aguas como el caimán hambriento que vive del gol. Lo hace como una suerte de Tritón que ensarta con su tridente a todo iluso que quiera robarle el alimento. Son uno, dos, tres, en ocasiones, cuatro. Se lanzan hacia él como predadores que tornan presas. Del fragor de esas batallas, Germán sale de la piscina con su descomunal espalda llena de estigmas, pero con un saco lleno de goles. Y se ríe. Porque si hay algo que lo caracteriza es la dimensión de todas sus porciones, también las de su alma.

Paula mide 190 centímetros y pesa 96 kilos. Cumple a la perfección con el somatotipo de boya

Siempre he creído que los boyas son tan grandes para almacenar el tamaño de su corazón. Iván Pérez es el........

© La Región


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