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Al otro lado del sena

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28.07.2024

Los Juegos de Berlín en 1936 supusieron para Hitler la oportunidad de mostrar la superioridad aria. Pero, a pesar de las 89 medallas germanas, todavía resuenan los cuatro sopapos de oro que un negro, Jesse Owens, le endosó al canciller. El nazismo no podía soportar tanta diversidad y, en algunos casos, se puso la venda antes.

Un año antes de aquello, la mujer que ostenta el récord de salto de altura de Alemania, Gretle Bergmann, es expulsada del equipo olímpico por judía. Una atleta de Reichsof, Dora Ratjen, aparece como sustituta y consigue un meritorio cuarto puesto. Dos años después bate el récord del mundo en Viena. De regreso, un oficial de las SS la detiene por considerarla “un hombre vestido de mujer”. Un examen médico lo certifica, pasa seis meses en un sanatorio, es desposeída de todos sus títulos y obligada a vivir como........

© La Región


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