Los tesoros de la institución académica: El misterio del manuscrito viajero de Murillo que acabó en la Universidad de Oviedo
El autorretrato de Murillo junto al volumen encuadernado en que se encuentran los documentos relativos a la herencia de la mujer del pintor sevillano (izquierda); uno de esos legajos se puede ver a la derecha, y abajo, a la izquierda, la firma de Bartolomé Esteban Murillo al pie de una de esas páginas. | LNE
Al bibliógrafo Roque Pidal y Bernaldo de Quirós (Madrid, 1885-1960), nieto del marqués de Pidal y de los marqueses de Camposagrado, le debe la Universidad de Oviedo la mayor y más importante parte de los fondos con los que rehízo su biblioteca tras ser arrasada por las llamas durante la Revolución de 1934. La de Roque Pidal era una de las bibliotecas más notables de España, con varios códices, entre los que figuraba el "Cantar de Mio Cid", e incunables, como "El baladro del sabio Merlín", además de la serie completa de romanceros españoles, una colección de libros de equitación y diversos legajos y documentos, algunos de ellos de enorme valor, como el de la herencia de la mujer del pintor Bartolomé Esteban Murillo, en el que se ha fijado la catedrática servillana Pilar Ostos-Salcedo.
Roque Pidal viajaba por toda España y por Europa en busca de fondos bibliográficos. En ventas y subastas. En Asturias, sin ir más lejos, adquirió la biblioteca del Palacio de Labra, en Cangas de Onís, perteneciente a los Soto Posada, muy rica en partituras y documentos musicales, así como en libros sobre esgrima y equitación, materias en las que estaba especialmente interesado.
En agosto de 1935, la mayor parte de los fondos que había atesorado en sus cincuenta años de vida viajaron en tren desde Madrid hasta Asturias, para incorporarse a la reconstruida biblioteca de la Universidad de Oviedo y........





















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