Los rechazados
El tiempo pasa. Durante décadas los medios han avisado, cada año, del altísimo número de “rechazados” por la UNAM. En la versión más ingenua, todo ocurre como si la autoridad de turno estuviera dedicada a imponer unos exámenes hechos con el propósito de “rechazar” a la mayoría de quienes buscan entrar a sus aulas. O, quizá, se trata de autoridades ideologizadas por el clasismo por lo que, en el mejor de los casos, inconscientemente mantienen esa política.
Como debiera ser evidente, la altísima concentración de la demanda de aspirantes a iniciar educación superior en la UNAM no es un problema de la UNAM sino del sistema de educación superior del país. No está, por tanto, en la decisión de la autoridad de esa institución enfrentar y resolver ese problema. Ni siquiera la Anuies y la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP juntas podrían resolverlo. Acaso, conjuntamente, podrían entender e idear una ruta de salida, pero sin la decisión y seguimiento directo ahora de la Presidenta de la República, y el objetivo expreso de planear el futuro con los recursos suficientes, no podrá haber solución a ese problema mantenido obcecadamente irresuelto por los gobiernos de México.
En 2001 la UNAM atendió a 244 mil estudiantes de........
© La Jornada
visit website